Las preguntas inundaban mi cabeza nada más despertar. Sonidos de patrullas, sirenas de ambulancia, una puerta cerrada y dos inmediatos disparos. Cuestiones como el dónde estaba y el por qué de mi situación pasaron a segundo plano cuando me empezaron a llegar trozos desordenados de lo que había ocurrido.
Se sentía como un rompecabezas sin esquinas, pero lo que no podía recordar sin importar cuanto lo intentara fueron los acontecimientos de aquella mañana en el salón de clase. Los detalles de ello eludían mi mente y hasta cierto punto yo también lo hacía.
La única cosa que quería averiguar era la misma razón por la que no dormiría esta noche. Ni ninguna de las siguientes por venir...
¿Dónde está Reaper?
Poco después de despertar llegó una especie de enfermero, se notaba que me veía cara de loco, pero juraría que no lo estoy aún, probablemente.
"Señor Crayon ¿Qué tal se siente? ¿mejor?" me dijo con una sonrisa amplia.
Ah, acaba de hablarme.
Al ver su bata negra y las grietas en sus cuencas sobre su cara blanquecina me llegaron nuevas imágenes a la cabeza.
Había tenido un ataque de ansiedad tras llegar al hospital, el paliducho de aquí me había dado unas pastillas y me acostó en la cama a dormir un rato. Me percaté entonces -gracias a un leve recuerdo- de que me estaban suministrando oxígeno por tubos. Ya me extrañaba que respirar me resultase tan fácil dada la situación.
Hace apenas unas horas había irrumpido en camilla al hospital con dos oficiales detrás cubierto de sangre e inspirando aceleradamente. Me estuvo inspeccionando un médico forense el cual determinó que no poseía heridas graves. Decomisaron mis cosas, me ducharon y me pusieron una bata. Todo eso antes de que me diese la blanca y terminase en el suelo.
Para probar que no he perdido la cabeza aún, aunque no me he vuelto a sentir plenamente cuerdo desde aquel día, voy a recalcar que fue una noticia alarmante la que hizo que me aferrase a mi bata en la zona del pecho mientras caía sobre mis rodillas.
"¡Geno! ¿Está despierto? ¡Somos su familia!"
"¿Qué hacen con él?"
"¡Déjenlo, suélteme!"
"Déjenos verlo, no pueden detenernos así-"
Gritos del tipo retumbaban por el pasillo, pero la puerta solo recibía algunos empujones sin llegar a abrirse realmente. Reconocí algunas voces, pero estaba demasiado desorientado como para identificarlas.
Un esqueleto alto con una cicatriz en su ojo izquierdo, ropa roja con negro y una placa policial entró a la habitación seguido de otro esqueleto con placa más bajo, con cruces y temática de blanco y negro. El primero se mantuvo sujetando la puerta, el otro se acercó más a mí. Con una seña le indicó al enfermero que saliese.
"Buenas tardes señor Geno, ignore lo de afuera un momento ¿sabe por qué está aquí?" dijo el más bajo una vez el enfermero se fue. Sin pensarlo mucho negué con la cabeza, no me sentía bien, nada estaba claro y todo era una confusión.
"Bueno. Disculpe, me presento, soy Cross y mi acompañante intimidante de aquí puedes llamarlo Edge. Queremos hacerte unas preguntas"
Mi mirada se sentía vacía. Aunque me hablaran el sonido se sentía ahogado. No entendí verdaderamente lo que me dijo y respondía en automático mientras mi mente se sumía en el caos. Solo averiguaron cosas básicas como mi nombre, mi edad, a qué clase pertenecía y demás. Aún sentía los ojos pesados por el calmante de antes e incluso dudaba de si en verdad estaba despierto.
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Muerte lenta (AFTERDEATH ANGST)
JugendliteraturReaper es un chico rico con problemas que de repente empieza a interesarse en un chico de su edad con un misterioso pasado llamado Geno. Todos piensan que este tal "Geno" será la luz que salve a Reaper del mundo oscuro en el que está metido.