Inesperado

Maravillosa sorpresa

Al abrirse las puertas del elevador nos dirigimos al sótano privado de la torre, donde nosotros guardamos nuestros vehículos separados del estacionamiento para los empleados, me dirijo hacia uno de mis coches pero la voz de Steve me detiene.

—Bueno, yo eh, creí que tal vez, esta vez ... —se muerde un labio al hablar, Dios este hombre hace que me comporte como colegiala enamorada—, mmm solo creí que tal vez estaría bien si usamos mi motocicleta —inclina su cabeza como para señalarle.

—Oh... — No fue lo más elocuente lo sé pero mi cerebro se quedó en blanco por un momento— Ahhh, oh ok, esto será interesante supongo —debo admitir que estoy nervioso, porque está será la primera vez que me subiré a este armatoste, una cosa es darle mantenimiento y otra es usarla— Si sabes que nunca me he subido a una, ¿cierto? —exclamé con algo de duda mientras tomo asiento justo detras a él.

—Lo se —responde burlón por lo que le doy un leve golpe en la espalda a broma— , estarás bien, solo creí que sería un paseo más mmm... cercano —sonríe de lado,con esa maldita sonrisa ladina que me enloquece.

—Ajá, si claro, lo único que quieres es que te abrace, no es así —le reclame al mismo tiempo que alzaba una ceja, pero también mientras le abrazo por la cintura y me recargo en amplia espalda sin dejar de sonreír.

El muy cabrón solo atina a soltar una carcajada a mis palabras antes de acelerar de golpe hacia la salida del edificio, tomándome por sorpresa por lo que me abrazó a él con más fuerza para no caer.

—¡Lo hiciste a propósito! —le reclamó mientras sirvamos las calles a gran velocidad — ¡Me asustaste tonto! —prácticamente tengo que gritar para que me escuche por el ruido del viento.

Tras un buen rato a causa del tráfico por fin llegamos a Central Park, tal vez si yo hubiera estado al volante hubiésemos llegado en tiempo récord pero no, porque Steve decidió jugar L niño bueno y respetar cada una de las malditas reglas de tránsito, y juro por Dios que aunque lo amo más que a nadie, en ocasiones me vuelve loco que sea demasiado repartido con las señales de tránsito.

Debo admitir que el paseo me agradó y más porque tuve el "pretexto perfecto" para abrazarle y disfrutar de su calor y su aroma que me enloquece. Una vez en el parque caminando un buen rato, simplemente disfrutando de estar juntos, claro que me tuvimos que ponernos anteojos más simples (si, aunque parezca imposible si tengo unos así) y una gorra para que la gente no nos reconoscan, me gusta la atención pero no cuando estoy con el.

Terminamos tomando asiento en unos de los jardines, un tanto alejados de las demás personas, simplemente disfrutando de la compañía del otro, sin palabras, solo nuestra compañía, aunque el silencio no tardó en romperse a causa de mi traidor estómago que arruinó el momento al pedirme comida.

—Lo siento —fue mi escueta respuesta, juro que mi sonrojó me hacía parecer un tómate.

—No hay problema, te traeré algo de comer, está bien —siempre tan compresivo, es solo una de las cosas que amo de el.

Antes de marcharse me da un pequeño beso en la frente, causando que mi sonrojó solo se incremente. Con una enorme sonrisa se dirige al puesto de hotdogs que pasamos hace un rato. Mientras espero que regrese me dedico a observar a mi alrededor para matar el tiempo, una escena en particular llama mi atención, es un joven rubio que me asombro por su parecido a mi Steve, se encontraba jugando con un pequeño niño castaño, se les veía muy felices, pronto el rubio levanta sobre sus hombros al pequeño antes de reunirse con su pareja, otro joven castaño, pero no es esa imagen lo que me roba el aliento por unos momentos, es el hecho que aquel castaño mostraba un muy evidente embarazo.

Por un momento al observar aquella escena no puede evitar imaginarnos a Steve y a mí en aquella situación, inconscientemente mis manos se dirigieron hacia mi estómago, pequeñas lagrimas rebeldes se agrupaban en mis ojos, condenadas hormonas. Tan inmersos estaba en mis pensamientos que no me percate que Steve había regresado con los alimentos, sentándose junto a mí con una cara de confusión al no recibir respuesta, por lo que busco aquello que llamaba tanto mi atención topandose con aquella bella escena familiar.