Habrá que respirar distinto. Por que tengo más en mente, pero cada vez menos en ti. Advierto con los años que si no le sumo anhelos no se me han ido las ganas de tenerte cerca, de abrazarte fuerte, de besar tus labios, de entender tus penas, de sufrir las vidas que con tanto esfuerzo vas viviendo a medias.
Habrá que contener aliento para que cuando se venga el tiempo de ensimismarse no me olvide que un día no fui sólo mía, que fui siempre tuya, que siempre estuve sola y nunca te tuve lejos, que por mas que yo luchase contra las vanas costumbres de mirar al cielo e imaginarme contigo, tenía siempre altivo mi corazón entusiasmado de pasiones que no tenían razón de ser.
Besos sin causas como caricias sin rumbo fueron el móvil de infortunios que teniendo tanto tiempo nos enfocamos como si fuéramos viento, como si estuviera en nuestras manos desarrollar momentos que solos llegaron y en soledad nos dejaron abandonados.
Alejados de un acierto fuimos cayendo en verdades que conquistaron paso a paso, y nota por nota la canción de dos muchachos que en frenesí lograron el cielo, y revolcarse en la arena los convertía en dioses jugando a ser hombres, en musas peleando por la vaga inspiración de un coqueto admirador.
Cuando eran uno, largas noches eran insuficientes y los días no daban más luz que la que irradiarían sus ojos, que al encontrarse distantes se marchitaban cual gastadas piedras que el mar ya no amedrenta con su roce, pero que se van llenando de tierra con los años.
Jóvenes siguen estando, y sin embargo se sienten más lejos. Se saben más lejos, se aspiran más lejos. Pero no son más que eso: jóvenes, tiernas figuras que jugando a ser excusas se les quito lo de pretexto y se convirtieron en razón. Sabiendo que tarde o temprano les ganaría la realidad a la que pertenecían y que nunca les correspondió.
Hubo que transitar por todo, porque nada no valía la pena. No tenía sentido no encauzarse, si teníamos el motivo,y nos faltó sólo el tiempo, pero que es el tiempo contra el sentimiento pensamos ilusos en las más enérgicos instantes que fueron siempre dedicados a la decoración de recuerdos que con los años guardamos en el ático de nuestro amor.
Cuantas cosas no se suman a la belleza dolida, a lo bonita que es una cuando se siente amada, cuando sin preocuparse anda por la vida como si fuese eterno, como si nunca acabará, como si no existiera el día en que la noche se extiende no por que la luz no existe, pero la puerta esta cerrada.
Es por que sin darnos cuenta nos sumergimos en logros que no eran nuestros eran solo el producto de consuelos que sabiéndonos ingenuos se apresuraron a darnos la lección que tiempo atrás nos parecía inalcanzable. Y si duele no es por la lucidez que hoy tenemos, si no por lo tontos que fuimos.
Habrá que invertirle a esa etapa de la vida que no se presume se aprecia. Habrá que esperar ese día en el que ya no se le llama alegría si no plenitud. Se le apoda madurez por que no carga pasiones más colma con osadías recontadas lo que en las anteriores vidas describieron como emoción.
Habrá que dejar que se calme el fuego, por que el humo que ahora causa asfixia. Habrá que respirar distinto por que tengo cada vez más en mente, pero menos en ti.