Capitulo 5

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—Deberías dejar de orinarme.

Yoongi abre los ojos a medias, observando el chico pelos castaños que saltan de aquí para allá en toda su cara haciéndole cosquillas en la nariz, aun así él estaba más que cómodo en aquella posición, el único problema sería que el lo acaba de despertar en la madrugada para tener una plática moralista. Y eso le arruinaba la comodidad. Los pelos empezaron a hacérsele insoportables, su cuerpo pegado al de el empezó a calentar demasiado y de pronto se sintió demasiado sofocado.

Separó su cuerpo del de el, volteó dándole la espalda, agarró un poco más de la sábana, se tapó hasta la barbilla e intentó dormir.

Yoongi observaba a su chico con la boca abierta, indignado por tal cierre de una conversación que ni siquiera había comenzado, decidido a no darse por vencido, se acercó a él, incorporándose hasta quedar sentado y abrazó sus rodillas.

—Como dije, deberías dejar de orinarme como si fuese de tu propiedad.

—Yo no te estoy orinando —replica el hombre de repente, Yoongi observa como el muchacho lo vuelta, destapándose con el rostro tenso— Pero esos idiotas parecen no entender que saliste del mercado hace mucho.

—¿Disculpa? ¿Salir del mercado? ¿Cómo así?

Yoongi bufó.

—Mala elección de palabras —masculla irritado.

—Ya lo creo.

—Seokjin —advierte en tono neutro—solo cierra la boca y duérmete.

El puso un puchero poco antes de sentir los labios del Min sobre los suyos, abrió la boca incitándolo a seguir. Yoongi no se hizo de rogar, sintió a el chico acomodarse hasta quedar echado, con él sobre Jin.

El gemido que le arrancó sirvió como un potente estímulo para Yoongi, quien agarró la parte superior del infantil pijama de Jin con la intensión de sacárselo. Dejó su estómago desnudo, besando su cuello, siguió destapándolo poco a poco hasta sus pezones. Poco antes de sacar la prenda por completo, la puerta sonó una vez.

Yoongi apartó las manos de Jin quien intentaba bajarse nuevamente su camisa para liberarse.

—Ignóralo —musitó él, volviendo a su trabajo de desnudarlo.

La puerta sonó otra vez, con más urgencia, Yoongi gruñó furioso cuando su compañero ganó la batalla de detener el acto.

—Disculpen la intromisión.

Escucharon el sonido de la puerta abriéndose. Yoongi reconoció la voz de inmediato, y Jin también, frunciendo el ceño se levantó de la cama, saliendo de la habitación apresurado, dejando a su aún con ganas pareja en la cama, con el rostro bañado en disgusto.

—¡J-hope!, ¿qué sucede? —escuchó la suave voz del castaño.

—Lamento mucho buscarte a estas horas, pero por tu pregunta se que se te ha olvidado que tenemos las practicas de baile.

Jin intento recordar.

—Recuerda que el manager me pidió que te ayude a mejorar tu baile y bueno siempre nos vemos temprano, por qué en las tardes estamos muy ocupados.

—¡Cierto! Lo olvidé por completo Hobi.— responde Jin.

Apretando la mandíbula salió de la cama, si no lo mataba ahora, lo mataría luego. Maldito bastardo. ¿No podía esperar un par de horas más? Era tan tarde que el hoy se había transformado ya en ayer; esto era una falta de respeto. Trató de recordar cuándo diablos no puso seguro a la puerta, pero cuando lo hizo trató de olvidarlo al ser el culpable de aquello.

¿Qué idiota se atrevía a pisar terreno del Min, de madrugada, sin invitación? Aun que vivieran bajo el mismo techo. Colgaría un cartel de persona no grata con la foto del Jung en la entrada del cuarto que compartía con su novio.

—Okey solo me cambio y nos vamos—suspiró Jin en el momento que Suga salía al pasillo.

Observó la escena. Jin se encontraba de pie en medio del pasillo, luciendo encantadoramente desalineado mientras trataba de espabilarse. A un metro de el se encontraba Hoseok, sin la decencia de parecer arrepentido por la interrupción.

Y luego cuando asesinaba a sangre fría, la culpa la tenía uno, ¿verdad? Era por gente como Hoseok que existían asesinatos sin pudor alguno.

—Lo siento —respondió. ¡Mentira! Ese maldito risotas no lo sentía, su expresión impaciente parecía esperar que Jin aceptara de una vez por todas, y eso solo le molestaba aún más.

Jin volteó a verlo, notando su presencia. Fue ahí que pudo apreciar el rubor en las mejillas de el, producto de lo que había sucedido en la habitación minutos atrás. Si solo no hubiera aparecido ese

—Bueno J-hope —aceptó el, lanzando un suspiro—. Iré de inmediato.

Le vio sonreírle mientras se despedían, algo pinchó horriblemente en su pecho. Mierda.

No sabía qué estaba esperando: que pateara el culo desvergonzado de Hoseok y lo mandara a volar hasta el sol, ¿tal vez? O puede que aceptara ir una vez amaneciera. Pero no, allí estaba en el pasillo, lanzándole una mirada de disculpas.

—Yoongi~chi…

—Que?

—No te enfades —pidió el chico; eso solo lo enfadó más. No podías pedirle a una persona molesta que no se molestara, era ilógico, estúpido, sobre todo porque aún tenía un problema en la parte baja que al parecer fue olímpicamente ignorado por los demás y que no tendría una pronta solución.

—¿Ahora elijes a un bailarin por encima de mí? —masculló volviendo a la habitación.

—No es verdad —se apresuró el, siguiéndole—, tú también eres un gran bailarín.

No sabía si aquello era un cumplido, pero al Min solo le dieron ganas de golpearse la cabeza contra la pared del pasillo, en su lugar solo envió una mirada envenenada hacia su chico.

—¿Mala elección de palabras? —sonrío el con nerviosismo, al detectar que había cometido un tremendo error.

Yoongi no le respondió, se limitó a entrar en la habitación y cerrar de un portazo la puerta. Jin observó durante medio minuto la entrada, con la boca abierta, sin poder creer lo que había pasado. Aquel arrebato de celos había atacado nuevamente. Quiso quedarse para platicar, pero tenía trabajo que hacer.

Que él no se quejara: Jin también quería terminar aquello que interrumpieron.

Continuará...

Celos | 윤진 [Yoonjin, Sujin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora