La vida me pone a prueba

36 0 0
                                    


—¿Te sientes nerviosa? —me pregunta con voz dulce Aiden.

—Un poco —contesto, mientras me quito el cinturón de seguridad, este es mi primer día como titular en Seattle Children's Hospital.

—Todo irá bien, ya lo verás —me asegura, depositando un beso en mis labios.

—Gracias.

Me bajo del auto y me despido con un gesto, observo cuando arranca pensando que soy muy afortunada por tener a un hombre como Aiden en mi vida. Ajusto mi abrigo cuando las primeras gotas de lluvia comienzan a caer presagiando un día gris, muy habitual en Seattle, sin embargo, mi corazón anhela el calor de África y todo lo que encontré allá. Entro al hospital con la mente puesta en demostrar mis habilidades, sonrío a la secretaria de la doctora Alessandra Bianco, ella solo dibuja una mueca y me indica que en pocos minutos seré recibida, porque está reunida con el director de una de las fundaciones que da fondos al hospital.

Los nervios no me dejan quedarme quieta en un solo sitio y, mi corazón late deprisa por las ganas que tengo de estar en contacto con los niños. Siempre quise ayudar a las personas, por eso cuando decidí estudiar medicina elegí la especialidad de pediatría, ya que ellos a pesar de todas las adversidades que pueden estar pasando, siempre tendrán una sonrisa para regalarte, no hay nada más reconfortante que la sonrisa de un niño. Lo aprendí en el paso por países como Etiopía, cuando niños que no tienen nadan son capaces de pagarte con un sonrisa que te desarmará, a pesar de todas las carencias son capaces de ser felices con tan poco.

La puerta al fin se abre y subo la mirada para encontrarme con unos ojos de color café que me abrasan, sé muy bien cómo son capaces de quemarme con tan solo una mirada. Respiro hondo al darme cuenta de que una vez más el destino me pone frente a frente con él. La doctora Alessandra se apresura a saludarme y trago el nudo que se me ha formado en la garganta, me levanto y esbozo la mejor de mis sonrisas.

—Doctora Clark, bienvenida —me dice con una sonrisa—. Disculpe el tiempo que estuvo en espera.

—No se preocupe, doctora Bianco —contesto y le doy un apretón de mano.

Ella se hace a un lado para darme una vista perfecta de Daniel que nos observa con semblante serio, toma mi brazo y me insta a acercarme.

—Daniel, quiero presentarte a la nueva jefa del área de pediatría, la doctora Miranda Clark —le anuncia con orgullo—. Ella fue jefa durante más de cinco años en Médicos Sin Fronteras.

—Miranda, cuanto tiempo —comenta con voz cauta.

—Daniel —susurro y asiento cabeceando con nerviosismo.

Miro mi reloj nerviosa cuando la doctora nos observa con asombro, él sonríe cuando nuestras miradas se vuelven a cruzar.

—¿Se conocen? —pregunta sorprendida. Voy a responder pero Daniel se apresura.

—Miranda es una gran amiga de años, no la veía desde que se fue a África.

—Sí, nos conocimos cuando era residente —agrego yo.

Cierro los ojos y por un segundo creo el tiempo se ha detenido, que puedo recordar su aroma a Armani Code y sentir cómo sus manos recorrían mi cuerpo. Creo que mis mejillas se encienden, lo que hace que él solo acentúe su sonrisa.

—Pues ahora sí puedes estar seguro de que tu dinero estará en buenas manos —le asegura la doctora Bianco.

—De eso no me cabe ninguna duda. —Sonríe tan arrebatadoramente que percibo la imperiosa necesidad de salir corriendo—. ¿Me dejarías cinco minutos a solas con Miranda? —le pregunta a la doctora Bianco, y se apresura agregar—: Prometo no entretenerla durante mucho tiempo.

Desencuentros, primero capítulos.Where stories live. Discover now