Kristanna

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Esa mañana despertó al alba con la premisa de nuevamente estudiar para el examen que debía presentar en las horas subsiguientes.

-Buenos días, chica genio -saludó su compañera, al despertar.

-Buenos días -fue la respuesta automática que la pelinaranja dio, sin levantar la mirada de sus notas y libros.

Quedarse en los dormitorios del campus le resultaba conveniente debido a la cercanía de la biblioteca, además del dinero que se ahorraba al evitar rentar algún piso de precio exorbitante.

Sin embargo, toda aquella comodidad se veía frustrada por Ariel, la joven de su misma edad con la que compartía su habitación. Aunque la pelirroja de penetrantes ojos azules no tenía mal carácter, resultaba toda una molestia cuando Anna necesitaba concentrarse en sus estudios o comunicarse con alguien de su país natal; en especial, cuando realizaba las video llamadas con su novio. La joven estudiante parecía demasiado interesada en sus asuntos personales.

-¿Quieres ir a desayunar? -preguntó la joven, una vez que salió del baño.

-Tengo examen en una hora, así que solo compraré un cupcake de chocolate cuando pase por la cafetería.

La joven se puso de pie y ordenó sus libros y cuadernos a manera de preparación y se dispuso a cambiarse.

-Pobre, Anna. Siempre tan preocupada por los estudios - sonrió con hipocresía-. No me extraña que no tengas con quién pasar este día tan especial.

Anna solo suspiró y recogió sus prendas sin decir palabras para luego encerrarse en el baño y cambiarse el pijama por algo más apropiado.

Ariel siempre hablaba en doble sentido y sus palabras estaban cargadas con un dejo de veneno que rara vez la afectaban; ella había supuesto que esa actitud se debía a los celos, pero no estaba segura de en qué se fundaban ¿Eran por qué estaba entre los diez primeros de las clases a las que ambas asistían? O ¿se debían a algo más trivial? Era certero que aquella actitud comenzó después de la noche en la que se comunicó con las chicas y... Kristoff.

-Kristoff... ¿por qué aún no me ha llamado? -murmuró con tristeza, al tiempo que atravesaba el campus rumbo al salón de clases.

Desde la noche anterior había estado perdiendo la concentración debido a la falta de comunicación de su novio. Era cierto que conocía su itinerario y estaba al tanto de que el día anterior él estaría demasiado ocupado con los ensayos para el gran show que se aproximaba, pero siendo una fecha tan especial esperaba que al menos tuviera la consideración de enviar un breve mensaje.

"Tal vez ya perdió el interés".

Sacudió la cabeza para desechar la idea y se ajustó las gafas al puente de la nariz antes de ingresar al aula. No era momento de ponerse a divagar, debía enfocarse en sus estudios; su futuro era prioridad en su vida.

Una vez que hubo terminado salió del edificio tan a prisa como pudo, por algún motivo que desconocía sentía que iba a desmayarse si no percibía la fresca brisa invernal sobre su bronceada tez.

A medida que avanzaba por el campus volvió a registrar su teléfono móvil en busca de nuevos mensajes y se encontró con el mismo resultado que el de esa mañana.

-¡Hey, chica genio! -Ariel llamó su atención saludándola con el brazo extendido sobre su cabeza.

La joven se encontraba sentada entre un grupo de estudiantes debajo de uno de los tantos árboles que ornamentaban el enorme espacio parquizado que separada las aulas de los dormitorios. En cuanto la mirada de Ariel se cruzó con la suya, Anna, aceleró el paso para intentar en vano evitar el encuentro; su compañera podía ser un verdadero dolor de cabeza cuando estaba rodeada de hombres y procuraba llamar su atención.

Relatos (Jelsa, Mericcup, Eugenzel, Kristanna) Completo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora