En una cálida noche de marzo, cuando las aves cantaban y las flores se marchitaban una niña sin nombre apareció con un enorme ramo de girasoles marchitos en los brazos.
Y el mundo oscuro que era ese lugar abandonó su naturaleza para contemplar el finito momento en que la joven soltaba las flores.
-¿Por qué?-preguntó alguien.
Y cuando los girasoles abrieron los pétalos con gracia para perseguir la luz de un sol olvidado, no hubo necesidad de responder.

YOU ARE READING
Notas de una novata
RandomSólo algunas de mis ideas reflejadas en montones de escritos sin orden ni consideración.