El cielo es tan bonito, aún con esos cables cruzados que se enredan en las ramas de los árboles que luchan por crecer y extenderse todo lo ancho que pueden.
Sí, es bonito aunque volutas de humo y aire contaminado lo opaquen y dejen ese sentimiento representativo de tristeza que tanto parece molestar a los adultos.
¿Lo has notado?
Quizá algún día, cuando tengas las ganas o el tiempo suficiente para mirar arriba e interesarte por algo más que la distorsión a la que le ruegas momentos cuando miras tu reloj.
Quizá cuando por fin tropieces y no tengas más remedio que darle un vistazo a la infinita extensión de colores que se extenderá por sobre tu cabeza.
Quizá hasta rías y te acuerdes de cada tontería que tuviste que pasar hasta llegar a ese momento.

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Notas de una novata
RastgeleSólo algunas de mis ideas reflejadas en montones de escritos sin orden ni consideración.