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-¿Cómo te llamas? -le preguntó un pequeño niño de cabellera rubia.

-Jungkook. Me llamo Jungkook. -respondió el pequeño castaño levantando su mirada al rubio.

-No está bien que estés aquí solo, ven conmigo, anda.

El niño lo miraba de manera suplicante y con una sonrisa, mientras éste le extendía una mano. El pequeño Jungkook lo miraba con algo de confusión y duda, pero finalmente tomó la mano del contrario y se levantó.

-Pero... Mamá y papá... Ellos...

-Estarán bien. Confía en mí. -dijo el rubio interrumpiendo.

-¿Porqué confiaría en ti?, ni siquiera te conozco.

-Porque mis padres están bien ahora, así que de seguro los tuyos también lo estarán, yo lo sé. -dijo con serenidad.

El castaño sólo lo miró con asombro y entonces asintió, y nuevamente tomó la mano del rubio con más confianza.

-Y, ¿a dónde iremos? -preguntó el castaño.

-A un santuario, es un lugar maravilloso, ahí estarás bien, y además estarás conmigo. Oh, a propósito ¡me llamo Jimin! -respondió con una sonrisa mientras seguía jalando al castaño para seguirle el paso.

Para el pequeño Jungkook de a penas 8 años de edad, esa sonrisa de parte del niño de nombre Jimin lo había sido todo, todo para él, así que desde ese instante se prometió así mismo que haría todo lo que estuviera al alcance de sus manos para protegerlo y estar a su lado, sin importar lo que sucediera más adelante.

...

-¡Ah! -se escuchó un grito del joven castaño.

Éste se levantó de golpe, de un profundo sueño, jadeando por causa de aquella visión, el castaño frotó su cara con ambas manos, aún con ese shock para luego calmarse y respirar con más tranquilidad.

Cuando finalmente se recuperó de aquel susto, se levantó de su cama y caminó hacía su ventana, mirando la Luna.

-Es ese sueño otra vez... -se dijo para sí mismo. -Ya debería olvidar eso, él está muerto.

Luego de ése suceso, llegó el amanecer y el joven Jungkook de ahora 20 años de edad, se dispuso a ponerse el uniforme de la organización a la cual pertenecía.

Con el paso de los años, se convirtió en Comandante y tenía grandes responsabilidades, una de ellas y la más importante para él era la "aniquilación" de Karakuris, éstos eran una organización enemiga donde sus integrantes eran asesinos en masa, sin piedad alguna, sin un paro que los frenara de su locura y destrucción.
Y por eso, Jungkook los definió como su principal objetivo, él acabaría con todos y cada uno de ellos, sin excepción, pues ellos años atrás, habían destruido todo lo que más amaba en la vida, su aldea, su hogar, y su familia.

Jungkook también había cambiando emocionalmente, ya no era ese lindo niño que siempre se mantenía alegre, con esa "sonrisa de conejo", según su amigo Jimin. Jimin. Su pérdida había sido el segundo golpe que había sido tan significativo y doloroso para él, no podía olvidarlo, tampoco dejar de amarlo, y también había sido por causa de los Karakuris. Ahora se había convertido en una persona cruel y con pocos sentimientos y emociones, con el único deseo de acabar con la maldad y servir a su organización.

Una vez que estuvo listo, se dirigió a la oficina del General Min Yoongi, él era el superior y líder de su organización. Cuando iba en camino, hacía reverencias cuando veía a uno que otro soldado.

-Comandante Jeon, buenos días, ¿está todo bien? Creí escucharlo algo exaltado en horas de la madrugada...

-Buenos días teniente Taehyung, ah eso, descuide no fue nada, es que no podía dormir es todo, así que no se preocupe, estoy bien. -explicó.

Karakuri 卍 Burst - Kookmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora