pretty bad boy [2Jae]

6.

JaeBum se había quejado del calor, lo admitía. Jackson había hecho una broma sobre acostumbrarse a arder, pues se le esperaba en el infierno. En fin, bromas y quejas entre los dos.

Sí, JaeBum tenía muchísimo calor y quería refrescarse, pero no había forma de agradecerle a Choi YoungJae que le dejara caer todo el contenido de una botella de agua sobre su cabeza. Durante el almuerzo le había sorprendido por la espalda. Todos mirando atentos y nadie haciendo algo respecto a eso.

Él estaba solo, Jackson había ido a comprar algo para almorzar junto a HyungWon y JooHeon había quedado para almorzar en el jardín con algún otro amigo.

El líquido estaba maldiramente frío y no había logrado contener el jadeo de sorpresa y debido al cambio de temperatura.

—¿¡Pero qué mierda?!—Gruñe, levantándose de golpe y encarnado a un YoungJae con una sonrisa inigualable.

Pero es que no parece una sonrisa malvada.

—Escuché por ahí que tenías calor, así que quería darte una mano—Un guiño y mirada de burla.

—Que te den—Estaba furioso, estaba tan enojado que la idea de darle un solo golpe le sonaba tentadora. Pero un buen golpe.

En su cabeza comienza a medir posibilidades. ¿El chico podría partirle la cara?

Bueno, por algo tiene mala fama.

YoungJae sonríe de lado, mirando de pies a cabeza al mayor.

—Que te den no es un insulto, ni es hiriente. Al menos no para mí. Intenta con algo mejor—.

—¡Tú...!—Deja las palabras al aire cuando levanta su puño, dispuesto a golpear.

YoungJae no se inmuta. Espera el golpe.

Siente una mano en su codo, gira para mirar de quién se trata. HyungWon está ahí, negando y mirándolo con desaprobación.

—Ya terminaremos después. Adiós, chico botox—.

—¡Maldita sea!, ¡Que son reales!—Da una caricia a sus propios labios mientras mira como Choi se marcha. Suspira y regresa a JaeBum—No caigas en sus trampas, chico. Él puede ser un idiota, pero es un idiota muy inteligente. Así es como se salva. Espera a que des el primer golpe porque entonces él no comienza una pelea, solamente se defiende. Por eso es que está intacto.

—Lo siento. Yo no sabía que esa era su forma de hacer las cosas.

—Pues ahora lo sabes. Así que evítalo. O al menos espera a que él de el primer golpe—Se sienta y coloca la charola en su mesa—Y de preferencia que hayan testigos, que no sean personas que van debajo de su falda.

Sin más, se disponen a almorzar.