Capítulo 03

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Perseide despertó empapado en sudor frío. Una puntada fuerte atravesó su cabeza, sentía que la misma explotaría en cualquier momento. Tardó unos instantes en reaccionar en dónde estaba; su laboratorio, el cual se encontraba hecho trizas, todo desordenado y lúgubre. Sintió su cuerpo pegajoso y pudo detectar que era debido a sangre aparentemente humana, al menos los órganos que tenía a su lado, o restos de los mismos, se lo confirmaban. ¿Qué había ocurrido?

Más allá pudo divisar un cuerpo, todo mordisqueado, desangrado y destripado. ¿Otro enfermo había comido a una persona? 

Debía admitirlo, se le había ido de las manos, jugó a ser dios y simplemente causó el caos, tal cual su esposa había previsto.

—Debo llamar a Susan, es la única que puede ayudarme.— murmuró para si mismo.

Rebuscó su celular y comenzó a llamar a su mejor amiga, necesitaba que lo recogiera y llevase donde Gizéh, empacar sus cosas y huir a un lugar seguro. Marcó y esperó a que lo atiendan, pero lejos de ello, escuchó el sonido de llamada que tanto conocía, el tono de llamada que tenía su mejor amiga. ¿Acaso lo había venido a buscar? No, eso era imposible.

Buscó de dónde provenía el sonido, hasta que descubrió que venía de aquel cuerpo deformado. No, no era posible. Corrió hasta aquella persona y rebuscó entre sus ropas... el teléfono de Susan, era ella.

—No, no, ¿Cómo...— un par de lágrimas se deslizaron por su rostro.

—Tú la mataste, la devoraste como si no hubiese un mañana, la comiste despiadadamente, como aquellos llamados zombies que andan por ahí.— respondió una voz en la oscuridad. —Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi todo.

—¿Quién? ¿Quién eres?— preguntó buscando a la misteriosa voz.

—¿Acaso ya me olvidaste, viejo amigo?

La silueta de una vaca se divisó frente a él. Imposible, no. ¿Acaso estaba drogado y no lo sabía? Las vacas no hablaban.

—Las vacas no hablan.— dijo intentando recobrar su cordura.

—¿Acaso hablar es solo de humanos? Que grosero.— contestó moviendo su cola ofendida.

—¡La puta madre! ¿Qué mierda está pasando?

—Vamos viejo amigo, debemos irnos, te están esperando.

—¿Quiénes? ¿A dónde?

—Lo sabrás cuando lleguemos.


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