11 De Abril

12 2 0
                                    

Todavía recuerdo la primera vez que te ví, era un día gris, todas las personas a mi alrededor estaban apuradas y se movían rápidamente, Dios sabrá a donde iban así, en ese periodo de mi vida yo estaba en un estado de desbalance emocional, no sabía por donde sostenerme, mis miedos y mis inseguridades estaban a flor de piel por más que a simple vista era increíblemente amable, cuando me encontraba solo mi vacío era tal que me entristecia al reflexionar sobre mi vida, luego de secar mis lágrimas y mis ojos llorosos me ponía a disposición del día a día, pero en ese día, en esta misma fecha del año, todo cambió...

Todas las personas caminaban a mi alrededor, alguna que otra se disculpaba cuando me rozaba bruscamente, otras simplemente pasaban de largo, y ahí me encontraba yo rodeado de un mar de indiferencia, pidiendo a gritos ser escuchado, ser ayudado, esos gritos eran silenciosos a los oídos de los demás, pero ese silencio era ensordecedor para mí, cada día me apagaba un poco más que el día anterior, en ese preciso día en que estuve al borde de abandonar mis sentidos, en el día en que casi me vuelvo uno más del montón, frío, apático, inhumano, apareciste en mi vida...

Nunca me gustó ser demasiado expresivo, pero cuando me preguntaban por ti, podría hablar horas y horas e igual sentiría que son apenas unos segundos, podría desvelarme día y noche esperando una señal tuya y entonces descansaría plácidamente sabiendo que estás bien, podría entregarme de lleno a ti sabiendo que no me defraudarías, y nunca lo hiciste.

Juraría que todo cambió dentro mí desde el instante en que te ví, no desde que te conocí en profundidad, ni siquiera cuando supe tu nombre, desde el momento en que te ví, mi vida fue tuya y ni siquiera lo sabías, tu paso en ella fue tan breve, tan fugaz cual estrella en la noche despejada pero tan profunda como los abismos inesplorados del mar.

Dicen que el tiempo pasa deprisa y no da lugar para los pensadores como yo que lo contemplamos todo com lentitud, pero ese día descubrí que el tiempo es relativo, porque ese día te ví y sentí como el universo entero se paralizó por una milésima de segundo, tal vez era una señal del destino que hacía un esfuerzo minúsculo para que nuestro encuentro sea inevitable, y así fue como te conocí, así fue como comenzó mi nueva vida, aunque sentía que era la primera vez que en realidad vivía.

Nunca te olvidaré, y lo más probable es que seas mi pensamiento final cuando yazca en mi lecho de muerte, ahora que te fuiste para siempre pienso en ti todo el tiempo, pero no me entristece saber que nunca más te volveré a ver, cada risa, cada llanto, cada suspiro, cada abrazo me recuerda a ti, porque me enseñaste a valorarlo todo desde lo más pequeño, me enseñaste el sentido de la vida y la razón del alma y el sentido de algo humano, pero lo más importante amarme a mí mismo como si mi vida dependiese de ello, porque... Depende de ello.

Adiós.

Un mensaje a mi amadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora