01 - Guerreros azabache.

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(Campamento vigía halcón. Al este del desierto nublar)

¿Entonces?, Magnus. Luego de qué los dejáramos en la selva, ¿Qué sucedió?. - Varios cadetes se encontraban alrededor de la fogata. Magnus se les unió.
-Bueno, aprovechando mí descansó. Hablemos de fantasmas.
Dos de los cadetes tomaron sus armas.
- Es nuestra guardia.
- Gallinas. - El grupo río y el duo se retiró para perderse en la oscuridad.
-Comencemos. - Algunos tragaron saliva.
-luego de qué se fueron, esperamos un rato, hora y media máximo. Los exploradores notificaron un pequeño grupo bien equipado, acercándose por el sur de nuestra posición. Eran 12, 13 máximo; más qué nosotros, pero no muy inteligentes. El primero cayó fácilmente. Otro tomó su arma y disparó sin cuidado, hacia donde según el estábamos. ¡Joder, debieron ver sus caras al vernos entre las hojas con nuestros aegis cargando hacia ellos!, menudos idiotas. El combate cuerpo a cuerpo fué raro; recuerdo que
el primero en disparar se defendió bien, pero no notó el
termita en su pierna derecha, díos, creó qué fue la derecha. En fin, ahora llega lo qué realmente les interesa. ¡Branco, dame un poco de te!. - Branco llenó una taza y se la dió. Magnus bebió un poco antes de continuar. - El haz de luz, ¡Oh el haz de luz del qué escuché hablar¡.
-¿Cómo era?- Preguntó un joven recluta.
- Tan hermoso cómo lo describen: "Un verde limón ilumina el cielo nocturno, formando un tubo de luz qué impacta el suelo, de ahí los poderosos guerreros azabache y púrpura emergen de su centró". - Branco lo observa y burlándose de el, contesta- Vaya, Magnus. No sabía qué eras poeta. - Imbécil - respondió.
- El azabache en instantes derribó al primero, partiendo su pecho al blandir la negra hoja de su espada. El líquido carmesí que broto de la herida, la fué recorriendo, a medida que el la alzaba al cielo. Seis haces de luz más perturbaron la penumbra nocturna. El termita explotó, calcinando la pierna de ese pobre bastardo. Supongo que murió. El combate no duró mucho más; ellos los acabaron y se fueron. Bueno, eso es todo. - Después de unos segundos el grupo comenzó a hablar sobre la historia, algunos decían que era asombrosa, a otros le hubiera gustado estar ahí.
- Magnus - Branco se sentó a su lado. - ¿Ahora qué sigue?
- No lo sé - Desde la espesa oscuridad emergió uno de los soldados de guardia, cubierto de sangre y balbuceo - Ya vienen.

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