Capitulo 2

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El reloj despertador marco las 7:00 am sonando con un fuerte beeeep beeeep que taladraba los oídos, o al menos eso le parecía a Norman, que como todas las mañanas sufría de una severa migraña, sentía estallarle la cabeza a cada punzada, así como fuerte dolor y sensación de calor en las pantorrillas y pies, el cual en el transcurso de la mañana disminuía en intensidad pero nunca desaparecía por completo, entre abrió solo un ojo y una vez su pupila se adapto a la tenue luz que se filtraba a través de la cortina, logro ubicar la luz roja de los números del despertador sobre la  cómoda, movió su brazo derecho solo para confirmar que se encontraba en su lugar, lo saco de debajo de las cobijas, se estiro un poco para poder agarrar el reloj y arrojarlo con rabia contra la pared, este se impactó con fuerza, pero esta vez no dejo de sonar, Norman se levantó de golpe, lo cual le provocó un fuerte mareo, tambaleo pero se mantuvo de pie y a paso trepidante se dirigió al closet, ubicado frente a la cama, al tiempo que sin darse cuenta tocaba su estómago tal vez solo por inercia, deslizo la puerta corrediza y lo primero que vio fue la plancha de ropa, la tomo con fuerza, dio media vuelta y se dirigió a donde yacía el reloj tirado en el piso cuidando de no tropezarse con el cable, bastaron solo cuatro pasos para llegar a su destino, se inclinó y sin pensarlo empezó a golpear un objeto contra otro, descargando en cada impacto su rabia y frustración, sus ojos rojos comenzaron a inundarse y entre sollozos y lágrimas prosiguió con su tarea, hasta literalmente moler el despertador a golpes, que mañana tras mañana parecía burlarse de el en cada beeeep, dándole la impresión de que el maldito disfrutase  anunciar el inicio de otro mismo día.
Golpeo hasta quedar exhausto, se recostó sobre el frio piso de loseta blanca intentando adoptar una especie de posición fetal, de alguna manera su arranque le ayudó a liberar la presión acumulada de tantos días, como si una gran válvula fuera abierta y una violenta nube de frustración inundara su entorno, segándole por completo, pero ahora ya sin fuerzas no podía evitar volver a absorber de nuevo hasta la última partícula de esa pesada nube en cada respiro, tan pesada y densa que al absorberla podía sentir como lentamente bajaba hasta su estómago, el tragar su rabia y frustración solo le produjo asco y nauseas, cediendo ante el vómito pero el esfuerzo solo produjo sangre mezclada con saliva en forma de agua, con la mano se limpió los restos vomitó de su boca, para después frotarla sobre su playera gris, se recorrió unos centímetros para no estar tan cerca del pequeño charco de saliva, cerro los ojos y rompió en llanto envuelto de desesperanza y frustración, exhausto se perdió en un profundo y pesado sueño. Transcurrieron un par de horas y solo despertó gracias a la fina brisa que caía sobre su cara y la cual entraba por la estrecha rendija de la ventana abierta, afuera la lluvia caía ligeramente acompañada de  discretas pero gélidas ráfagas de viento, Norman temblaba de frío, su asma nuevamente comenzó a manifestarse tosiendo un par de veces, el incorporarse le demando un gran esfuerzo, el dolor de piernas aun no se había diezmado y el haber estado tanto tiempo en esa fría superficie le provoco un agudo dolor de espalda, volvió a toser camino hacia la ventana solo para cerrarla, como cada mañana, giro el cuerpo tomo su iPhone y su vapeador, dio un par de pasos y se dejó caer sobre su cama, estiró el brazo y debajo la almohada sacó su salbutamol para darse 2 disparos, vio la hora en la pantalla del teléfono, eran las 9:20 am, respiro profundo, dio una calada al vapeador, exhaló y tosió, cerró los ojos y durmió por otro largo rato.
A lo lejos, se escuchó la tan característica campana de notificación de su iPhone, Norman cobro conciencia nuevamente y tomo el teléfono,—El mismo mensaje— Pensó, prendió la pantalla y observo:
"NADA NI NADIE PUEDE EXISTIR DOS VECES EN EL MISMO ESPACIO TIEMPO"
Remitente 337 recibido a las 12:00 hrs.
Efectivamente todos los días a la misma hora recibía el mismo mensaje del mismo remitente, había perdido la cuenta de cuántas veces acudió al centro de atención para rastrear el número, las mismas veces que la respuesta fue: "ese número no está registrado, levantaremos la aclaración", en pocas palabras hasta ese momento y después de tantos años no había obtenido respuesta o algún avance sobre lo que para él era el indicio o referencia directa más clara a su situación actual. Tantas veces había solicitado ayuda para descifrar esa frase, ¿a qué hacía referencia? o ¿qué es lo que significaba? Pero todo se resumía en hipótesis, nada concretas.
Norman, le dio una calada a su vapeador, exhaló y se sentó al filo del la cama, respiró profundamente, pensó en el arranque que tuvo, aunque no era la primera vez que sucedía, siempre lo había hecho de manera inconsciente, sabía que que pese a todo explotar de esa manera resultaba lo más conveniente, contenerse solo haría que todas esas frustraciones buscaran otra escapatoria, como ya había sucedido. Todavía podía cerrar los ojos y transportarse a ese momento,esas sensaciones eran las más intensas que había experimentado se había perdido en una extraña mezcla de adrenalina, lujuria, incertidumbre, rabia, miedo y hastió, sentía la necesidad de ver otra luna diferente y esa fría noche de noviembre la tiño de rojo al verla reflejada en ese hermoso charco de sangre, para bailar alrededor de él como si nada importara, como si el mañana pudiera ser diferente, danzando guiado solo por el viento de la oscura noche,—Giselle—Pensó entonces, y lo hizo, cerró los ojos y recordó.
Aún podía sentir el calor de su vagina húmeda, su cabello negro enredado en su mano derecha mientras que con la izquierda intentaba tapar su boca, la resistencia que oponía a cada arremetida lo hacía aún más excitante, el olor, sus gemidos, su sabor, todo en ella era delicioso pero sobre todo la adrenalina que le generaba el saber que estaba haciendo algo que en otras circunstancias jamás se hubiera atrevido a hacer o al menos eso era lo que quería creer, aunque si ella no recordaba nada, si todo se resetea y él seria el único que recordaría lo sucedido, ¿en verdad cuenta? ¿en verdad pasó? ¿Cómo se cataloga éticamente un hecho atroz que fue borrado y es como si nunca hubiera pasado?, pero sentir el cuchillo entrar en su abdomen, ver brotar su sangre y apreciar cómo recorría su blanca piel por el contorno de sus caderas hasta el suelo fue tan real, que hasta ese momento no había podido volver a verla a los ojos. Para ella, el era un completo desconocido, para el, ella era la mujer con la que se había presentado cientos de veces, la había pretendido casi las mismas, en un 99 por ciento sin tener éxito aunque, eso era lo frustrante ese 1 por ciento en que ella aceptó salir con el, esas pocas veces en las que caminaron juntos y la convenció para aceptar conocer algo más de él, algo más aparte de su nombre, esa única e irrepetible vez en la que terminaron sentados sentados en la jardinera del parque y le robó un beso, quedando para repetir la salida al día siguiente pero... esa era la cuestión, el sabía que no habría un día siguiente, que no importaba lo que hiciera, cuánto se esforzará, nada cambiaría, al caer la noche y generarse un nuevo amanecer, todo sería sustituido por otro mismo día.
Así que lo planeo de manera meticulosa, repitió tantas veces como fue necesario cada movimiento, perdió la cuenta de cuántas fue descubierto, cuantas fue sometido y llevado por la policía por intentó de allanamiento, tantas noches observando la ventana en el 3er piso desde la cera de enfrente, y las veces en que lo logró, todas las ocasiones en que pudo abrir su puerta entrando a hurtadillas solo para verla dormir y abortando sus planes por qué su moral se lo impedía, por qué le faltaba valor o le sobraba en todo caso, pero fue un arranque de ira lo que faltaba, la chispa que generó el incendio, un incendio de emociones en el que se consumió y la consumió a ella, violandola una y otra vez, violando su cadaver después de asesinarla con 5 puñaladas y beber su tibia sangre sabor ferroso que brotaba de su abdomen. Su frenesí sólo pudo ser interrumpido por los fuertes golpes que intentaban tirar la puerta, pero los cuales no lograron regresarlo de su trance, ya no le importaba nada. Para cuando la policía logró derrumbar la puerta Norman se encontraba recargado en el marco de la ventana apareciendo la hermosa luna roja, que esa noche en particular era solo suya.
En todos sus años de servicio Jorge Meneses jamás había visto nada parecido, justo cuando la puerta cedió, observó una escena dantesca, el cuerpo mutilado y medio desnudo de Giselle tendido en medio de la sala e iluminado por la blanca luz de la luna que entraba por la misma ventana en la que se encontraba Norman, Jorge sintió cómo se le erizaba la piel y un intenso frío le recorrió la espalda, pero conservó la calma, su compañero que entró enseguida de él también quedó pasmado, era mucho más joven e inexperto pero de inmediato reportó el incidente por la radio a la estación, pidiendo paramédicos y refuerzos, Jorge por su parte se paró a 3 metros de Norman y apuntando con su arma gritó:
—Arriba las manos— Pero Norman no se inmutó en lo absoluto
—Arriba las manos cabrón— Le volvió a gritar Jorge con un tono más imperativo, Norman dio media vuelta estaba bañado en sangre, tenía la mirada perdida y esbozaba una gran sonrisa, aunque vacía al mismo tiempo.
—Tirate al piso— Le gritaron ambos casi al unísono, las manos ya le sudaban a Jorge, Norman siguió sin obedecer, por el contrario dio un pequeño paso pero fue suficiente, Jorge accionó su arma, fueron 4 disparos en el pecho, uno de ellos mortal, le dio directo al corazón, Norman se desplomó al instante su cuerpo sin vida yacía tendido en el piso justo al lado de Giselle.
Norman había perdido la noción de cuánto llevaba sentado al filo de la cama recordando ese episodio, aún le costaba trabajo aceptar que había sucedido en realidad, así como le costaba trabajo recordar cuantos días, semanas o meses tardo en recuperarse después de eso, en salir de su cama para algo más que levantarse al baño, y durante los cuales no probó ni un bocado.
Volteo hacia la cómoda para ver la hora pero el reloj no estaba, se encontraba despedazado en el suelo, Norman prendió su teléfono y vio, 1:30 pm, le dio una caladas a su vapeador para acto seguido levantarse, el dolor de piernas seguía presente pero ya con menor intensidad, en ese momento el hambre ya le asechaba, se dirijo a la cocina, hace mucho que la comida había dejado de tener sabor para el, así que saco los mismos 3 pedazos de pizza fría del refrigerador y los calentó en el horno de microondas, se sirvió un vaso de coca cola, se sentó en un sillón y comió ahí, mientras veía Donnie Darko en Netflix, la había visto demasiadas veces, pero se identificaba con el protagonista, solo que él no tenía el privilegio de elegir morir para para ponerle fin a su mundo, ya lo había hecho una infinidad de veces y el resultado era el mismo nada cambiaba, se preguntaba sí; ¿estaría atrapado en ese frío 12 de noviembre por la eternidad? ¿Que circunstancias lo llevaron hasta ahí?, pero sobre todo ¿quien carajos era el? aunque para ninguna de eses cuestiones tenía una respuesta.
Se había resignado a pasar la tarde viendo películas o alguna serie cuando de pronto, el timbre de su iPhone empezó a sonar, eso no era normal en todos los años que llevaba atrapado, su teléfono jamás sonó a esa hora, lo levanto de la cama, le dio la vuelta y vio.
LLAMADA ENTRANTE
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⏰ Última actualización: Apr 15, 2019 ⏰

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