Al día siguiente el sol nacía por el horizonte nuevamente. El alba de matices naranja se extendía sobre la pequeña aldea. Un día más, un día menos. Había que aprovechar aquellos bellos espectáculos que ofrecía la naturaleza pues, para algunos, podía ser el último amanecer.
Bryan entreabrió sus ojos, siendo despertado por el sonido de los pájaros que por allí cerca habían elaborado sus nidos. Su cama de paja seguía siendo el lugar más cómodo y relajado en el que podía estar, pero tenía un viaje pendiente, y estaba indispuesto a retrasarlo.
Se desperezó aún sin levantarse, siendo encandilado por los rayos que se filtraban a través de la madera y de la ventana. Instantes después, recuerdos borrosos de sus sueños de la noche anterior lo golpearon fríamente.
Ojos potentes y penetrantes, le espiaban escondidos. Más tarde, una boca lobuna recorría partes sensibles de su cuerpo. Luego, sentía como algo grueso y palpitante se introducía en él, arrebatándole sonidos carnales.
Un tanto cohibido por sus ensoñaciones sin fundamento, se levanta de su lecho de descanso y se prepara para afrontar las tareas del día. Como siempre tomaba un balde e iba a recoger agua en el pozo. Durante aquel tiempo transcurrido la aldea había avanzado en una que otra cosa para facilitar las labores. Sin embargo, la distribución de aguas no había sido una de ellas.
Aspiró el aire campesino y tétrico ya a esas horas de la mañana. El pueblo había perdido su color notablemente. Ni siquiera los niños ya salían a jugar como en los tiempos anteriores. Las risas y tremenduras juveniles se habían convertido en gritos de horror y la búsqueda de algún refugio que sirviera de protección para no ser devorados.
Y no cómo le había devorado Freddy a él. Aquello no incluía placer, sólo dolor intenso al percibir aquellos filosos dientes despedazar la carne humana.
La miseria se lo tragaba todo poco a poco.
De regreso a su hogar, Bryan hizo sus respectivas tareas de higiene y se preparó con todo lo necesario para el viaje: un cambio de ropa, un cuchillo y su fiel equipo de arco y flecha. Su cuerpo envuelto en prendas negras y ceñidas al cuerpo, lo suficientemente flexibles para que sus movimientos no se vieran entorpecidos en algún enfrentamiento. No hizo falta decir que su cabello rojo y su color de piel eran realzados por su vestimenta, haciéndole ver muy deseable, dotado de una belleza inmaculada, jovial y vigoroso. Cualquier humano... o lobo, caería a sus pies. Sediento de ser el dueño de algo tan único y maravilloso.
Instantes después, caminó hasta la cocina con todas sus cosas, en busca de su preciada caperuza roja, el complemento perfecto. Amaba con toda su vida aquel regalo de Alan, pues era la prenda que le protegía del frío y de las noches de lluvia, cuando andaba por los caminos oscuros del bosque en caza de algún animal salvaje. A todas sus aventuras, la capa roja le acompañaba.
Con un ágil movimiento, la hizo oscilar sobre su cuerpo antes de hacerla descender y atarla a su cuello.
-Oh, pero miren lo hermoso que está mi niño.- Dijo la mujer, sin intensiones de borrar o disimular la sonrisa orgullosa que iluminaba su rostro. Bryan era su tesoro más preciado.- No me extraña que tantos hombres y mujeres en este pueblo quieran casarse contigo.
-Cierto.- concordó su esposo. Sentado en el mismo lugar, se dispuso a observar a su hijo atentamente, a los ojos. Gris humo y azul cielo se comunicaban a través de una potente mirada. E inexpresivo, agregó en tono perspicaz:- Pero su alma ya está atada a otra, con su mismo destino.
"No creo en el destino ni en las coincidencia" pensó automáticamente.
En segundo acto, se estremeció. Los recuerdos nítidos y frescos de las palabras de su padre la noche anterior aparecieron como una poderosa brisa en su mente: "Estuviste en contacto con un lobo...", la imagen imborrable de Freddy se estableció en sus pensamientos; con tinta indeleble, el nombre del lobo continuaba escribiéndose por todo su cuerpo. Como una advertencia de que Bryan no estaba solo. Que ya era propiedad del Lobo.
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CUIDADO CON EL LOBO (BREDDY)
Science Fiction- Pero Corderito... ¡Qué boquita tan linda tienes! - Es para chupártela mejor, Lobito. » Segunda Parte de: Bryan y el Gran Lobo Feroz. » Historia corta. » Contenido sexual explícito. »Escritora original @Pandita_1313