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Caminamos a la cabina, y me siento en mi escaparate.
Ori y Sofi me ayudaran a tomar los boletos de los participantes por una hora completa. La gente escribe sus nombres y adivinanzas en un pedazo de papel, y Sofi los ordena, tirando fuera los que no están ni siquiera cerca.
Mantenemos los dos más cercanos al número actual, ambos por encima y por debajo. Sólo habrá un ganador, pero es el que llegue más cerca el que me besará. Veo a Pedro en la multitud. Está caminando con Angie y dos de sus amigos más. Muchas personas alrededor se detienen a mirarlos, y si, son los chicos más lindos de la universidad, que pena que casi todos están comprometidos, todos menos Pedro... pero ninguno de los chicos es tan apuesto como él. Sus ojos color café se encuentran con los míos, y él aparta la mirada. Él se coloca la capucha de su campera amarilla, escudando sus ojos en sombras así no puedo ni siquiera verlos.
Angie me tiende un billete y diez estimaciones.
—Oh, no lo creo— respira Ori. Está celosa.
Ella le guiña un ojo, y Oriana se cruza de brazos.
Angie le curva un dedo, y ella sacude la cabeza. Ori señala algo realmente rápido. Angie se ríe y señala de regreso. Toda la tensión deja su cuerpo, y se desinfla.
—No voy a chapar con vos—le digo a Angie— devolvele la plata— me muevo hacia Oriana.
Pero ella solo ordena a través de sus entradas y mantiene uno al lado. Lo tomo de ella. Está cerca. Realmente cerca.
—Oriana— le advierto.
Ella me sonríe. No tengo ni idea de lo que está pasando.
Los amigos de Angie todos tienen suposiciones, también, y cada uno de ellos me da una pila de billetes.
Lo que me sorprende, Rod y Mati son novios, ¿no? que mierda, ¿por qué los dos tienen estimaciones?
Ori y Sofi los revisan y tiran uno afuera, desechando el que pertenecía a Angie. Gracias a Dios. Oriana me mataría si besaba a su novia. No soy capaz de hacerlo.
Simplemente no lo haría.
Hasta el momento, el papel de Rod es el más cercano al número de caramelos en el frasco.
Sofia y Oriana continúan tomando el dinero mientras hablo con las personas que paran para comprar los boletos. Cuando la hora se ha terminado, mi corazón se acelera y mis poros están sudando. Angie me entrega un pañuelo de papel y apunta a la frente. Me la seco.
Sobre la hora, suena el timbre y el locutor me llama al escenario.
—Y ahora, los resultados del concurso de besos— dice el locutor. Mira a Sofi que tiene el boleto ganador en la mano— ¿tenemos un ganador?
