PARTE I: MARTE
—Aquí Gaia del pelotón de exploración de Marte, G 23, solicito comunicación directa con el comandante.
—Identificación de voz completada, por favor, proceda a la identificación manual antes de salir de la barrera de contención.
La voz femenina y robótica de la instalación de mi traje me hacía sentir más sola de lo que me encontraba entre todo aquel conjunto de roca y polvo rojizo. Sin mirar más allá de lo que alcanzaba mi vista, acaté las ordenes descritas para poder comunicarme con la nave más cercana y así poder dar paso al registro de mi situación, pues hacía varias horas ya desde mi última conexión de control.
Con ello, introducí en el panel externo del traje las claves necesarias para acceder a una identificación física sin necesidad de desactivar la propulsión de oxígeno que me mantenía viva.
Tras una desinhibición de mis sentidos por unos escasos segundos, el examen se completó correctamente despertando de nuevo aquella voz de acceso tan mecánica.—Identificación física completada. Conectando con el comandante de la nave G.III del pelotón de exploración.
En cuanto el tono dejó de sonar, la voz más masculina e impotente que había escuchado en años, retumbó por todo mi casco.
—Aquí la escuadra de investigación del área 23, al habla Ewan Neeson comandante de la zona G —dijo tentando el terreno con pausas determinadas.
—Soy Gaia Bradley, solicito una reinsercción en el pelotón de a pie en la nave.
—¿Cree que necesita una revisión física, señorita Bradley? —respondió él en un tono de superioridad bastante audible.
Parecía, por su voz, que no iba a serme nada fácil poder subir de nuevo a la nodriza y dejar de lado aquel planeta muerto y moribundo sobre el que tanto esperanza habíamos puesto hace cientos de años.
—No. Simplemente creo que la expedición que estoy llevando a cabo me incapacita lo suficiente como para no poder llegar al 100% de mi efectividad. —dije finalmente en un tono lo menos provocador posible.
—Cadete, ¿vacila con que puede hacer mucho más aquí arriba que allí abajo? —contestó.
—Hace ya más de un mes que no me da permiso para subir, comandante.
Ante un pedante silencio no recibí respuesta directa por su parte, pero sí que me pareció escuchar que alguien más deseaba opinar sobre mi petición y que no estaba realmente de acuerdo con el comandante Neeson.
—Espere reinsercción, alguna IA le recogerá para llevarla a la estación más cercana. —cortó al segundo la conexión.
Noté el descaro con el que terminó la frase pero no quise darle importancia al asunto, pues ya tendría tiempo de tener un encuentro cara a cara cuando mis pies dejasen de necesitar peso para poder moverme.
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Arcadia A.II
Science Fiction(...) Como ya he dicho, la Tierra por naturaleza se ha vuelto más selecta que nunca y esto condiciona a esos pocos sujetos que aún perduran, dificultándoles la supervivencia en tierra casi infértil. A pesar de los atolladeros que esto conlleva, son...