Una pequeña gota de sangre

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El sol comenzaba a ocultare por las altas montañas de aquel valle inerte. Un fuerte olor a sangre estaba en el aire y esto atrajo a varios cuervos a la macabra escena, una gran escena, cadáveres de bestias con características distintas a cualquier animal que pisará la tierra, su apariencia era horrenda y lo era aún más con las distintas heridas y miembros faltantes.

Definitivamente, quien los hubiese causado era alguien desalmado y sin remordimiento alguno para matar.

Si bien el olor a sangre fresca había atraído a los hambrientos cuervos, pronto estos fueron aumentados por la presencia de algo más grande y terrible que ellos, pues no son pocos los que adoran el exquisito sabor de la sangre.

El vampiro caminaba por el valle con total tranquilidad, contemplando la bella masacre, si bien la sangre de aquellos animales no le satisfacía tanto como la humana, era un buen consuelo para su sed.

Miraba divertido las expresiones de aquellos animales, los vientres abiertos y las viseras Desparramadas por el suelo, ningún ejemplar le llamó la atención para, pero una enorme figura lo hizo.

Una criatura similar a las otras, pero de mayor tamaño hizo que decidiera acercarse a semejante animal para alimentarse.

La bestia estaba entera, no había miembros faltantes, pero carecía de su ojo izquierdo y sus gigantescas alas; como las de un murciélago, tenían varios Cortes profundos que hicieron que se desplomarse.

Hambriento, se acercó al imponente bestia dispuesto a clavar sus dientes en la blanda carne donde aún se encontraba una gran cantidad de sangre fresca. Ya había ubicado la vena cuando noto el vientre de la criatura, estaba abierto y un charco de sangre rodeaba la herida, algunas entrañas se alcanzaban a ver, pero sabía que las entrañas no eran de color gris y no vestían ropa. De entre las viseras alcanzó a distinguir una pequeña pierna.

Decidió acercarse, era su día de suerte, no sólo se llevaría una gran cantidad de sangre de esa bestia, sino que también tendría la de una pobre alma a la cual la había aplastado ese animal. Al agacharse logró distinguir a una niña, acurrucada entre las entrañas, exhausta era presa fácil para el vampiro, estiró su brazo para sacarla y en cuanto tocó el abdomen de la niña, esta despertó.

Se volteo y el hombre sintió un pequeño Corte en su mano, retrocedió y la pequeña lo persiguió. Salió del vientre cubierta de sangre, el alcanzó a ver unos pequeños detalles que no logró entender de la niña.

No tenía ambos brazos, parecía que se los habían arrancado, su ropa estaba toda manchada de sangre, no sólo suya y de la bestia, lo segundo que noto fue que tenía la boca cortada, sus mejillas tenían aberturas por las cuales pasaba la hoja de una daga rota y la cual media con bastante fuerza pues literalmente, su vida dependía de esa insignificante arma, lo que le llamó la atención fue que esas heridas no eran recientes, lo último que noto fueron sus ojos de color rojo y que estaban llenos de ira, la pequeña no quería morir y si iba a hacerlo, lo haría peleando.

La niña miro atentamente al hombre, tenía ropajes oscuros y portaba una armadura al igual que una capa de color negro, durante cabello era del mismo color, pero sus ojos, al igual que los de la pequeña, eran de color rojo con la diferencia de que esto irradiaba locura.

El vampiro miraba divertido a la pequeña, tanta fortaleza, tantas ganas de vivir en un pequeño cuerpo, la miro en silencio por unos minutos, luego la piña lo atacó moviendo la cabeza para clavar la daga, el esquivo sus patéticos ataques ágilmente.

-Ya basta... solo retrasas lo inevitable- la niña no le hizo caso y siguió atacando- Sabes que te puedo derribar de un golpe? -continuó ignorando lo- bien... se acabó- alzó su brazo y la golpeo con todas sus fuerzas en su cara, haciendo que la niña callara bastante lejos y soltando la saga en el proceso.

Una pequeña gota de sangreWhere stories live. Discover now