Capitulo 1

10 1 0
                                    

Las tonalidades naranjas que pintaban el cielo contrastaban con el azul oscuro que se extendía por el horizonte, era un juego de colores que jamás me cansaría de ver. La fría brisa de la tarde chocaba contra mi rostro revolviendo mi cabello, y el suave sonido de las olas me inspiraba una calma inigualable. 
Cierro los ojos y tomo una fuerte respiración que inunda mis pulmones dándome una sensación de libertad que tanto amo.

-Deberías peinarte, las gaviotas podrían confundir tu cabeza con uno de sus nidos.

Abro los ojos y me giro hacia la grave voz de mi padre.

-Sería divertido tener una gaviota en la cabeza, podría quedármela como la versión innovadora del loro de un pirata.-digo fingiendo pensarlo seriamente.

-oh, y le podrías poner un pequeño parche para hacerla más intimidante.-responde siguiéndome el juego

-Es una ideal genial, la tendré en cuenta, pirata.

Ríe mientras se sienta a mi lado y observa el atardecer. La tenue luz hace que su cabello luzca mas dorado, y sus ojos azules oscuros se podrían confundir con el mismo mar, tiene un perfil recto, y una expresión que lo hace lucir más joven de lo que es. Al mirar el mar su rostro adquiere la expresión de estar mirando su hogar, expresión que pienso, heredé.

-Cuando eras pequeña, tu madre solía traerte aquí, se sentaban por horas, ella te contaba leyendas de grandes marineros y sirenas mientras tú las escuchabas con esa mirada soñadora en el rostro, después llegabas a casa y me contabas acerca de cómo creíste ver una sirena. 

-Si, y tu me decías que debí haber visto mi reflejo en el agua.-rió recordando las veces en que me hizo creer que era una sirena y solo mamá y él lo sabían.

-Siempre estabas en el agua, le hablabas a los peces y nadabas como si hubieras nacido en el mar, siempre fuiste mi pequeña sirena. Aún lo eres, más grande y testaruda, pero igual mi sirena.

Miro a mi padre y pienso en lo admirable que es, y en como continuo su vida después de tanto dolor. 

Hace diez años mi madre murió luego de luchar durante dos años con una fuerte enfermedad, la pérdida para mi padre fue devastadora, perdió al amor de su vida. A pesar del dolor, papá continuó con su vida por mi, continuo por un par de años su carrera de surfista profesional y me dio la mejor crianza que pude tener. Desde ese día fuimos los dos contra el mundo, el y yo, nuestra pequeña familia.

-Y siempre seré tu sirena, papá-beso sonoramente su mejilla y lo abrazo, adoro ser la niña de papi. 

-De acuerdo, sirena. Ahora andando, vamos comer la barbaridad que llamas comida.

-¡Oye!-protesto golpeando su hombro-al menos lo intento.

-Pues cariño, te informo que algún día nos envenenarás con tus intentos-dice poniéndose de pie,  tomo la mano que me extiende para que yo también me ponga en pie.

La verdad es que no puedo protestar mucho,  sé que mi comida no es especialmente deliciosa, pero hago mi mejor intento.

***

Luego de la cena y de escuchar como mi padre piensa que quiere envenenarlo con mi comida, subo a mi habitación, es viernes por la noche y estoy libre, quizá pueda planear una noche de mascarillas para papa y yo, aunque la ultima no salio tan bien luego de que la piel de mi padre fuera alérgica al agua de rosas, si, fue una divertida noche en urgencias con un muy gruñón Roberth. 

El tono de una llamada me hace salir de mi concentración.

-Aqui una belleza tropical-digo contestando el teléfono.

-Pues hola, acá una belleza invernal.-rio ante su respuesta a mi saludo- ¿estás libre esta noche? Porque si no lo estás debes cancelar todo lo que tengas. 

-¿Y como por que yo cancelaría todo lo que tengo?-cierro el libro sabiendo que está conversación será larga.

-Porque es tu deber como mejor amiga seguirme en todas mis ocurrencias siempre y cuando estas no den la idea de que terminaremos muertas o en prisión. Y resulta que tengo una ocurrencia que cumple con ese requisito; la fiesta de Mark.

Me sorprende la cantidad de palabras que puede decir sin respirar, eso es algo que seguro pondría en un currículo.

-Te dije que no iré a esa fiesta, quiero quedarme en casa leer un poco de historia y obligar a papá a ver Keppin up with the Kardashians conmigo. 

-Oh vamos, es Viernes, se que tienes tus deberes listos y que mañana no tienes entrenamiento, no tienes excusas. Además, Mark está babeando por toda tu sabrosura tropical, el chico me dijo cuánto esperaba verte allá como mil veces, no puedes romper su corazón. Irás a esa fiesta-dice con determinación. Esa es una de las características de Mara, mi mejor amiga desde que estamos en kínder.

La mujer es realmente una bomba de energía y amor, además de ser una bomba sexy, los chicos deliran por sus curvas, y quien no, si Mara es una chica preciosa, tiene una piel pálida que le otorgó el título de "belleza invernal", una melena rojiza que resalta grandes ojos verdes como los de una muñeca, y unas curvas voluminosas heredadas de su madre. Realmente Mara es una linda medió irlandesa que es todo lo contrario a mi, en todos los sentidos.

Pienso en sus argumentos para ir a la fiesta, y pienso que realmente no tengo razón para no ir, así que reprogramando mentalmente mi noche de Kardashians con mi papá para otro día, decido ir a la dichosa fiesta.

-De acuerdo, Tómate, iré a la fiesta.-retiro el teléfono de mi oreja cuando Mara da un gran grito de emoción que  podría dejarme sorda.

-Esa es mi chica, pasó por ti en 20 minutos, y por favor báñate, no queremos que huelas a pez.-dice antes de colgar la llamada riendo.

Espero que aplazar mi maratón no sea en vano, ahora solo tengo que decirle a papá que no habrá dramas por hoy, el realmente quería ver el show, así lo niegue.

Ocean EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora