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Los rayos del sol pintaban de un color anaranjado el cielo y el graznido de las gaviotas se oía a lo lejos, al igual que el bullicio de la actividad ciudadana que se disponía a regresar a sus casas antes de que llegara el anochecer. El azabache dormía en pleno sosiego, ausente de todo lo que le rodeaba, hasta que una voz lejana llegó a sus oídos.

—Pequeñín.

Su cuerpo se removió ante los leves zarandeos de quien lo llamaba, no queriendo despertar todavía.

—JungKookie, despierta. —Era la voz tan conocida y amable de su amigo, que logró su cometido y el menor abrió lentamente sus ojos.

—¿Qué hora es? —Preguntó con voz cansada.

—Está atardeciendo.

Esas palabras fueron suficientes para que el azabache abriera sus ojos como platos y se incorporara en la cama.

—¡¿Tan tarde?! —El beta lo miró con una ligera sonrisa y el omega miró por la ventaba, viendo que efectivamente, el sol estaba en una posición totalmente distinta a la de esa mañana.

—¿Has dormido bien? —Preguntó una tercera voz desde el marco de la puerta.

—¡Te dije que me despertaras! —Encaró al alfa.

—JungKook, tranquilo. —Habló HoSeok.

—¿Por qué no te enfadas con él? ¡Tengo que volver al burdel!

—Todavía puedes quedarte aquí, aún es pronto para que vayas. —Y tenía razón, pero al joven azabache lo habían acostumbrado tanto al trabajo, además de prostituirse, que le llegaba a dar ansiedad pensar que por dormir se estaría escaqueando.

Su jefe era muy estricto y aquellos que venden su propio cuerpo se encargaban de mantener el prostíbulo en condiciones. No quería pensar en las malas miradas que tal vez recibiría de sus compañeros o peor aún, una riña por parte del proxeneta.

—Vamos, no te pongas así, TaeHyung hizo bien en dejarte aquí, no te creas que me agrada ver tu cara de cansancio a menudo. —Con eso dicho, se levantó y se dirigió a la puerta bajo la atenta mirada de su menor. —Y la cena ya está preparada, ven.

El omega presionó ligeramente sus labios, quedando ahora a solas con el moreno. Suspiró, levantándose de la cama para salir de la habitación.

—¿Dormiste bien? —Preguntó, yendo a la par que él.

—Sí. —Miró a su mayor de reojo, volviendo al segundo la mirada al frente. —Agradezco que no quisieras despertarme para dejarme descansar, pero no vuelvas a hacerlo. —Sintió la mirada contraria sobre él. —Tengo un trabajo y subsisto de eso, no puedo estar todo el día afuera así como así.

—Bien... —Murmuró el alfa, no estando muy conforme con el estilo de vida que llevaba el omega. Tiempo atrás pensaría que vendería su cuerpo por gusto y dinero facil, pero en el poco tiempo que llevaba conociéndolo y de las veces que habló con HoSeok, se dio cuenta de que era JungKook a quien el destino lo obligó a llevar esa vida.

Al llegar a la cocina, la mesa ya había sido puesta por ambos mayores y el pelirrojo servía el caldo en tres cuencos. La habitación olía muy bien por el aroma que desprendía la comida, haciendo que sus estómagos ansiaran en saciar su hambre.

Claro de Mar [Taekook - Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora