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Min YoonGi rechazó a Jeon JeonGguk.
¿Razones?
JeonGguk no era lo suficientemente atractivo, ni 'grande' para él.
Más tarde, YoonGi parte de su país para comenzar su vida universitaria estudiando Lengua y Literatura.
Cuando YoonGi vuelve, de...
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⠀⠀⠀⠀ YoonGi estaba un poco cansado, había pasado toda la noche sin poder dormir. Pero la emoción de ver a su amigo retiraba todo rastro de cansancio. Había llegado a Seúl hace tres días exactamente, a la casa de sus padres quienes eran unos ángeles y le ofrecieron quedarse hasta que encontrara un departamento. Había quedado con SeokJin para verse en un lugar al que solían asistir en sus días de preparatoria, se había enterado que el dueño de la cafetería había muerto. Era una lástima, el señor Wang había sido siempre muy amable con ellos, con todos. Era de esas personas con las que disfrutarías hablar durante horas, habían veces que se ponía a contar historias de su juventud y YoonGi se quedaba escuchándolo con toda la atención del mundo. Le ponía algo triste su partida.
Ahora quien estaba a cargo de la cafetería 'Sweet Cake', era el insoportable hijastro del señor Wang, Park ChanYeol.
Se encontraba alistándose, era increíble lo mucho que YoonGi había cambiado en sólo tres años. El chiquillo fiestero había desaparecido casi por completo. Ahora era un joven-adulto serio, y había adquirido una timidez impresionante, antes se lanzaba a coquetear con quien sea, pero ahora no podía siquiera hablar con un chico guapo. Por eso su vida romántica había decaído considerablemente, se había encontrado demasiado ocupado para fijarse en alguien.
- Muy bien, Min YoonGi. Estás listo.- se habló a sí mismo mirando al espejo, Dios, la ropa atrevida se había convertido en abrigos dos o tres tallas más grandes que él. Sonrío a su reflejo, de todos modos no se veía tan mal, cualquiera que lo viera hasta pensaría que era adorable, que se veía como una bolita de algodón. Salió de su casa con una pequeña mochila blanca, solamente llevaba consigo el dinero necesario, su celular y un libro, siempre tenía un libro en su mochila o no se podía sentir completo. Las calles no cambiaron mucho, ciertas tiendas desaparecieron y otras no, se sentía nuevamente en casa, New York era lindo, pero nada como su hogar. Había extrañado tanto su país.
Sonreía como bobo al ver la calles que reconocía y cuando lo recuerdos llegaban a su mente, el momento se vió extrañamente como la escena de una comedia romántica. Casi podía escuchar la musiquita de fondo.
Finalmente llegó al lugar, fue agradable escuchar el suave tintineo cuando empujó la puerta vidrio. El agradable aroma a café del lugar llenó sus fosas nasales, su sonrisa gomosa fue aún más amplia. Le dio un rápido vistazo, no había cambiado nada, seguía teniendo el mismo estilo. Paredes blancas y café, dibujitos de pasteles y tazas tiernas en las paredes. Ese estilo tan adorable siempre le había encantado.
Sus ojitos gatunos captaron la imagen de su mejor amigo. Joder, el tipo no había cambiado nada en su aspecto, a excepción que ahora tenía el cabello rubio. Casi gritó cuando hicieron contacto visual, corrió hasta él dando pequeños chillidos y se lanzó a los brazos de SeokJin. Oh, lo extrañó tanto. Su presencia le hizo demasiada falta, tanta que podría comenzar a llorar por tenerlo realmente cerca y no en una pantalla.
