Exactamente dos semanas trabajando junto a Manoban. Dos largas semanas con peleas, burlas e insultos gracias a un proyecto de último año. Oh, eso que es la primera parte de dicho trabajo. Ella no colabora, no le presta atención al bebé y prefiere dármelo cuando este se pone a llorar o "necesita" sus cambios de pañal. ¿Es la peor madre? Lo es.
No es que odie a Lisa, simplemente su presencia me molesta. Ojalá no respirase, bueno, no cerca mío... Quizá a unos millones de kilómetros. ¿Será que sí la odio? ¡Basta, Jennie! Hay que sacar a esa joven de tus pensamientos, suficiente con tenerla todas las mañanas y tardes. Bah, era más que suficiente con haberle tenido de recuerdo hace varios años atrás.
Sentí una mano tocar mi hombro, me sobresalté ante el horror de la situación. Mis audífonos al máximo, sentada en la soledad de la biblioteca mientras disfrutaba de un buen libro.
-¡Rosé!
Exclamé mientras tocaba mi pecho, el susto aún no se iba. Ella rió.
—Eres una miedosa, Jen.—Mencionó con ternura. Tomó asiento a mi lado y dejó caer su bolso sobre la otra silla.—¿Hacías algo?
Suspiré.
-Quería despejarme un poco, ya sabes.
-¿El trabajo te trae mal?
Ella me dedicó una media sonrisa.
—Sí, demasiado. Estar junto a Manoban es todo un tema.—Ladeo un poco mi cabeza, tratando de evitar las náuseas al recordar todo.
Ella se quedó en silencio por largos segundos, un ligero rubor se hizo presente en sus mejillas. Acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja.
-Mhm, se ve que aún no notas la química.-Su vista estaba fija sobre mi libro, una buena excusa para ocultar los nervios.-¿De qué trata?
—Crímenes.—Respondí de forma seca.—Ahora, háblame de esa tal "química".
Su rostro palideció. Sonreí.
—Ay, Rosie.
Le di un leve apretón a sus mejillas, ella no pudo ocultar la sonrisa. Era más que obvio, no estaría enterada siquiera de lo que pasó ni de lo que sucede entre Lisa y yo.
Quizá fue mala idea omitir tantos detalles, historias y demás, pero era algo mío que ya debía de ocultarlo en lo más profundo.—No hay nada de química.—e confesé, quería crear un buen ambiente antes de soltar todo el veneno.—Es una mujer boba, irresponsable, irrespetuosa, no es nada para mí y creo no lo será nunca.—Agregué sin tratar de sonar tan hiriente.—¿Puedo confesarte algo?
Ah, aunque quisiera omitirlo, sé que ella debe de estar al tanto con la situación así evitar tantos momentos feos y que trate de relacionarnos con algo amoroso. Era mi amiga, si, seguir ocultando esto tarde o temprano le haría más mal a ella que a mí.
—Entre Lisa y yo...
¡Plam!
La puerta se abrió de golpe, dejando entrar a Yuna y cuatro de sus amigas a la biblioteca.
Las jóvenes no se percataron de nuestra presencia, sin más comenzaron a casi gritar todos sus problemas y chismes.-¡Yo no entiendo a Lisa!
Oh, esa fue Yuna... Jennie, no escuches y sigue hablando con Rosé ¿Rosé? Dios, esa niña ya se puso a escuchar donde nadie la llama.
-Pssst, rosie.
-Calla, Jennie, esto está interesante.
Me respondió lo más bajo posible. Rodé los ojos y le hice caso, no me iré al infierno por escuchar cosas privadas de otros... ¿O sí?
—Yuna, calmate de una vez.—Habló la más rubia de todo el grupo.—Creéme que ella está interesada en ti, tan solo no la presiones tanto.
—¡Pero ese es el problema!-La pelirroja, Yuna, estalló. Sus manos no hacían más que moverse junto a sus palabras.—¡La mocosa me ignora! Tal parece que su "amor" hacia mí es como una cortina, algo para cubrir su vida.—Procedió a revolver sus rojizos cabellos, tras sentarse con pereza sobre la silla.—No la entiendo...
—¿La vas a dejar?
—Esa rubia boba no me va a dejar.—Susurró como respuesta.—No puede hacerlo si nunca fuimos nada.
Las tres chicas salieron de la biblioteca tras una larga charla, charla que fue escuchada con lujo de detalles.
—¿Escuchaste eso?
Rosé se volteó rápido a verme, en su rostro yacía una expresión de sorpresa y un brillo inusual en sus ojos. Mierda.
—Rosé, está mal que hayamos hecho esto.—Opté por guardar los libros en mi bolso. Ella abrió la boca por unos segundos, pero nada salió de allí.—¿En qué piensas?
—No lo sé...
—Mira.—Dejé salir un largo suspiro.—Si tienes interés por Lisa, no creo que lo mejor sea acercarte de esa manera, ya viste como es.—Puse la mochila sobre mi hombro y comencé a caminar seguida de Rosé.—Pero, con una mano en el corazón, no te dejes engañar con su carita.
En el paso nos cruzamos con Jackson, el hijo de la señora Wang y mejor amigo de Lisa. El chico es todo lo contrario a la mencionada, son polos opuestos y aún así logran llevarse de lo mejor. Cosas de la vida.
—Buenas tardes, damas.
Saludó con una sonrisa y su vista fue directo a Rosé.
—Hola, Wang.—Respondí sin mucha emoción.—¿Puedes decirle a Manoban que recoja al bebé de mi casa?
—Claro, no hay problema.
Le dediqué una sonrisa en modo de agradecimiento y luego abandonamos por completo el lugar.
Ambas íbamos en completo silencio, perdidas en cada burbuja individual y llenas de pensamientos. No supe si esto era una pésima jugada del destino o una excelente señal para enmendar errores. Quiero decir, yo sé que la hice padecer mil cosas en esos momentos, pero ese dolor nunca se va a comparar con tu primer amor jugando a romper tus ilusiones.
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M A T E R N A L
Teen Fiction¿Cuidar a un bebé? ¿Es necesario hacerlo para aprobar el año? Tú lo haces por el puntaje, yo lo hago por el amor.