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Comenzó a sonar el horrible sonido del despertador, y apenas había dormido cuatro horas por culpa de los nervios. No solía tener ganas de volver a las clases, pero en esta ocasión todo era distinto. Se trataba de mi último año en el instituto, estaba a tan solo un paso de entrar en la universidad y comenzar una nueva etapa de mi vida, y eso me ponía verdaderamente alegre, porque al fin tendría un poco más de libertad. Me desperecé rapidamente y apague el maldito despertador. Salí de la cama buscando a tientas mis zapatillas de casa, mientras alargaba mi brazo parabintentar cojer la abata de invierno, empezaba a hacer fresquillo por las mañanas. Me fui directa al baño a ducharme. Mientras el agua corría por mi piel pensaba en la de cosas que le tenía que contar a mis amigos y las ganas que tenía de verlos. Cuando salí de la ducha me dí cuenta que se me hacía tarde, asique me vestí el informe escolar rápidamente y baje corriendo las escaleras. Mis padres y mis hermanos, Jerry, el mayor, y el pequeño Shen, estaban en la cociña desayunando. Yo entré corriendo cojí una tostada y volvi a salir coreiendo mientras mi madre me gritaba qe tuviera un buen día. Llegué justo a tiempo a la parada para cojer el bus, aquel día no me apetecía caminar. Me sente en el primer asiento libre que encontré. A mi lado había un chico bastante guapo, la verdad me llamó mucho su atención. Le dije "Buenos días" por cortesía, e este se me quedó mirando de arriba a abajo y luego torció una sonrisa que no me gustó nada. Me sentí ofendida, no sé porqué.

- ¿Que?

- Te estoy imaginando debajo de mí así vestida con tu uniforme, pequeña.

Mi espresión cambió radicalmente y me quedé en shock. Normalmente mi reacción sería darle una buena bofetada, como se la merecía, y sin embargo, simplemente lo miré mal y le suelte:

- Ni en tus mejores sueños.

Él se rió y se me acercó.

- ¿Seguro?

No sabía muy bien que contestarle pero por suerte habíamos llegado a mi instituto asique bajé mientras el me gritaba un: adios pequeña colegiala.

Me adentre en el instituo caminando lentamente algo anonadada por lo que acaba de suceder en el bus, pero quien coño se creía ese chico, y porque no lo había abofeteado como bien se lo merecía. Mientras seguía con mis pensamientos derrepente choque contra dos blandos y delgados cuerpos y al momento me di cuenta de que eran mis dos mejores amiga, Yaiza y Jhoana. Empezamos a abrazarnos y gritar como si estuviéramos solas, de la alegría de volver encontrarnos después de las vacaciones, ya que cada una viajó a un lugar distinto. Mis mejores amigas y yo nos conocíamos de toda la vida, la verdad es que eramos como una especie de "Ángeles de Charlie" .

- Jenera te sienta genial ese moreno que cogiste en Hawai- dijo Yaiza

-La verdad es que sí.

- Muchas gracias chicas, vosotras también estáis estupendas chicas.

Derrepente sentí como un nudo en la garganta, como si algo malo estuviera pasando, pero le eché las culpas a los nervios y seguí charlando con mis amigas.

Entonces sonó el timbre que indicaba el comienzo de clase y nos dirijimos a la nuestra, que un año más, era la misma la de las tres. Por la puerta entro nuestro tutor que resultó ser el aburrido profesor de matemáticas.

Ya casí estaba terminando su rutinatia charla de las normas del instituto y dandonos nuestro horario cuando alguien llamó a la puerta.

- Adelante.

Abrieron la puerta y resultó ser el director. No sé porque pero eso me inquietó mucho y más cuando el director habló en bajo con el profesor. Seguido desto, el profesor me dijo:

- Señorita Smith, acompañe un momento al director, y recoja sus cosas.

A todos les sorprendió tanto como a mí lo que nuestro profesor acababa de decir, pero lo obedecí. Salí de clase y el director detrás de mi, cuando cerro la puerta me dijo:

- Acompáñeme a mi despacho.

Así fue, lo segui asta su despacho, él me abrió la puerta y me indicó que me sentara mientras le decía a su secretaría que no le pasara ninguna llamada y luego cerraba la puerta. No entendía que podría haber echo para encontrarme ya a primera hora en el despacho del profesor, todo era demasiado extraño. El director se sentó en su grande butaca y dejó escapar un suspiro más de cansancio que de enfado.

- Señorita Smith, no sé muy bien por donde empezar para decirle lo que le tengo que decir. Intentare ser lo más rápido y preciso que pueda. Esta mañana tus padre se dirijían los dos juntos a sus respectivos trabajos cuando un drogadicto se le cruzó en medio del camino y tubieron un terrible accidente, como consecuencia de eso sus padres se encuentran gravemente heridos en el hospital. Su hermano mayor se fue quien llamo y se dirije hacía aqui para recogerla. Siento mucho lo sucedido.-

No podía creer lo que acaba de escuchar

El principio de un fín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora