"Un nuevo comienzo"

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En la prisión de Mountjoy en Irlanda, en una de las celdas de máxima seguridad, una mujer de cabellera purpura vestida con un traje naranja reposaba sobre su pequeña cama.
El lugar estrecho, frio, pero cuidado, sin manchas en las paredes, sin humedad y para su alivio, tenia comida tres veces al día.

Si, Croix no la pasaba mal, o al menos se convencía de eso, mientras esperaba que los días, semanas, años que estaría en ese lugar pasen rápido.
"Me lo merezco", era una frase recurrente en su cabeza, sabia que tal vez era algo extremo que la hallan encerrado en una celda de máxima seguridad, siendo que ya no podía manipular magia y mucho menos estaba a su alcance algún tipo de elemento tecnológico con el cual poder trabajar. Por otro lado, aunque pudiera, no quería escapar, ni atentar contra las personas como su antigua yo lo haría, quería cumplir su condena, aunque fuese dura.
Era una nueva Croix Meridies, que solo quería sanar sus propias heridas y las que había dejado en sus seres queridos.

Su vista estaba fija en el techo, recorriendo las vetas de la pintura que habían quedado por algún rodillo en mal estado o eso era lo que ella había concluido. Giro su cabeza para poder ver por su ventana, la luz del sol de esa tarde la atravesaba, dejando una estela dorada brillando en una de sus paredes.

Unos pesados y ruidos pasos se oyeron acercarse por el extenso pasillo que daba a su celda.

- Que extraño, es temprano para la cena.- Vio que la luz del sol todavía no alcanzaba el punto en la pared en donde habitualmente estaba cuando el personal de seguridad le traía su comida.

Los pasos continuaron y se detuvieron frente a su puerta, parecía ser solo una persona.

- Meridies.- Hablo firmemente el guardia, haciendo que la pelimorada se ponga de pie rápidamente.- Preparate.

- ¿Eh? ¿Prepararme para que?.- Pregunto sorprendida, nadie la venia a visitar a menudo, ni siquiera su familia.

- Para irte, parece que es tu día de suerte.

Croix caminaba despacio, con alguna de sus pertenencias en los brazos. Traía una cadena en las piernas y esposas en las manos, moverse no era algo simple para ella.
El guardia la acompaño, hasta una de las oficinas que había en la prisión, donde los directivos se reunían diariamente. Abrió la puerta, varias personas mantenían una charla dentro.
No pudo evitar sonreír y sentir que varias lagrimas luchaban por salir al ver que dentro de esa sala Chariot y Miranda parecían estar esperándola. No emitieron ninguna palabra hacia la ex maestra, pero sonrieron de la misma forma que ella al verla.

En la misma sala, Paul Hanbridge y Blackwell la esperaban, con gestos de notable molestia hacia su persona.

- Señorita Meridies, espero que su estadía no fuera muy pesada.- Comenzó el primer ministro haciendo que la pelimorada asiente nerviosa.- De seguro estará confundida, fue condenada a veinticinco años de prisión por atentar contra las personas de esta nación.- Croix desvió la mirada.- Pero si hay algo que sus alumnas y camaradas me enseñaron en este tiempo, es que a veces merecemos una segunda oportunidad.

- No, no lo entiendo señor.

- Lo debatimos durante mucho tiempo y creemos que su talento con la tecnología y la magia, puede ser aprovechada de mejor manera fuera de este lugar. Vamos a permitirle cumplir su castigo en la academia Luna Nova bajo la estricta supervisión de su directora, claro si usted acepta. En base a su comportamiento, su esfuerzo y su trabajo, le otorgaríamos su libertad.

Croix estaba tan emocionada que solo podía asentir con su cabeza, limpiando sus lagrimas con fuerza. Hace tiempo no se sentía tan feliz.

- Le advierto que usted es una terrorista y si vuelve a cometer algún crimen, no tendrá otra oportunidad.- Sentencio Blackwell.

- Les prometo que no cometeré mas errores y que trabajare arduamente para demostrarlo.

- Se que lo harás.- Agrego Chariot sonriendole.

El grupo de brujas se retiro del lugar, dejando solo a los dos importantes hombres de la nación.

- ¿Estas seguro de esto? Tendrás la presión publica detrás de ti cuando se enteren.- Le reprocho Blackwell cruzándose de brazos.

- Si, lo estoy y creo que el pueblo entenderá que es lo mejor decisión también, deberías dejar ese odio irracional que sientes, los tiempos de guerra han quedado en el pasado.

- Esas sucias brujas te han cambiando.

- No, solo cambiaron mi visión acerca de lo que son capaces, tu mismo las viste. Debemos tenerlas de nuestro lado, no en contra, mi viejo amigo.

- Si, lo que digas.- Contesto de mala gana, dejando el asiento en la sala y preparándose para retirarse.- Debo atender cierto asuntos en la frontera, estaré unos días afuera. ¿Quieres que deje a alguien controlando a la terrorista?.

- No creo que haga falta, confió en Miranda.- Contesto restandole importancia, molesta mas al jefe de seguridad.

Blackwell solo le dio la espalda y se marcho sin cruzar mas palabras.- Yo no confió en ellas.- Susurro entre dientes cerrando de golpe la puerta tras el.                 

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- Akko, hay algo que debes saber, algo que he estado guardando conmigo durante todo este tiempo que te conozco.- La castaña sostuvo su mirada, la cercanía que mantenían la incomodaba mucho pero algo dentro de ella le impedía alejarse.- Tu has logrado cambiarme, cambiar la forma en la que te veo y en la que veo la magia, todo eso lo has logrado siendo tu, siendo Akko.- Las mejillas de la japonesa comenzaban a teñirse de rosado a medida que sentía el calor de las manos que la sujetaban, entrelazando sus dedos con los de ella.- Akko, me gustas, me gustas de lo que nadie jamas me ha gustado, no hay momento en el día en el que no piense en ti, en tus ojos, tu cabello, en tus labios.- Lentamente comenzaron a acercarse, como si este momento hubiera sido todo lo que esperaban.- Akko... ¿Quieres ser mi novia?.

La castaña estaba agitada, inundándose del perfume ajeno a ella, el aroma, el calor, la extraña sensación que burbujeaba en su estomago la ahogaban.- Si, si.- Contesto con mas nerviosismo que seguridad.- Quiero ser tu novia Andrew.- Concluyo dejando que el joven atrape su boca entre sus labios.

Diana se sentó abruptamente en su cama, llevándose una mano a su cabeza y otra a su pecho. El dolor que sentía era impropio de su cuerpo, parecía quemarla, era una sensación tan extraña que jamas la había sentido.
Su respiración era entrecortada. Dio varias bocanadas de aire, luchando contra el dolor, intentando alejarlo. No era la primera vez que tenia estos sueños y podía sentir que no era la ultima que los tendría.
Lo que mas la perturbaba era el porque, ¿Que la llevaba a soñar una y otra vez esta escena? ¿Por que Akko? ¿Por que Andrew?.

Fijo su vista en los ventanales, aun estaba oscuro, podía ver la luz de la luna entrar e iluminar su cuarto.

Cuando al fin el malestar paso, volvió a recostarse en su cama, perdiendo su vista en el techo.

- ¿Por que con Akko?.- Se pregunto una y otra vez hasta volver a quedarse dormida.

Caleidoscopio LunarWhere stories live. Discover now