Todo comenzó con unas miradas fugaces en un día normal en el paraíso de Dios. Trabajábamos juntas codo a codo ayudando a Dios en la organización del jardín de almas, pero fuera de nuestras horas de trabajo, quedábamos en lugares secretos para vernos en soledad, solo disfrutando de la mirada de cada una sin interrupciones... Pero esto no iba a durar por siempre. Un día cuando yo ya estaba decidida a aceptar aquel pecado que estaba floreciendo en mi interior, ella me detuvo diciendo "no podemos revelarnos ante nuestro creador porque él es la mayor autoridad y que le debemos respeto y sumisión como buenas almas ascendidas"...Eso destruyo algo dentro de mí, en parte tenía razón, pero yo no quería ocultar lo que siento y para mi Dios es igual de importante que mi propia existencia, dejamos esos fortuitos encuentros, alejándonos la una de la otra hasta casi llegar al punto de volver a ser un par de extrañas. No saben cómo eso hizo estremecer mi corazón.
Cansada de toda esta situación, cansada de esconderme, porque debemos prestar sumisión a un ser celestial que fue creado de una estrella al igual que todos en este lugar, fui tan rápido como mis alas me dieron la fuerza para plantar mi cuerpo frente a ese inminente hombre de luz y barba, un viento frió recorrió toda mi espalda, mi boca se secó de la nada y me temblaba la poca voz que lograba formular con mis cuerdas vocales. Cerré los puños, tragué saliva y le mire fijamente. Su presencia era impresionante, sentí como su mirada penetraba a través de mí, al igual que los rayos del sol se abren paso por las nubes. No puedo echarme atrás, no quiero seguir con esta farsa, no quiero vivir así por toda la eternidad.
Aun manteniendo mi mirada desafiando a la suya me digne a abrir la boca para decir...-"Quiero amar..."- su mirada, esa mirada de horror. Los seres de luz como nosotros no podíamos permitirnos sentir como sus creaciones, los humanos, esas cosas no son para nosotros. Él se levantó de su trono el cual se hacía notar al final de una enorme mesa blanca, me miro y solo abrió la boca para decirme – "Te atreves a ¿sentir?" - mi cuerpo se estremeció fuertemente, me comenzaron a temblar las piernas, mis alas se cerraron de tan solo oír esa pregunta, esto es lo que los humanos llaman... ¿Miedo?
Escucho un carraspeo que me saca de mis pensamientos y haciendo que vuelva en mi misma, su mirada aún sigue fija en la mía, buscando mi debilidad. – Dices que quieres sentir al igual que mis creaciones, los humanos. Te acuerdas porque ellos tienen eso que llaman ¿"sentimientos"? – Trague saliva recordando que aquello que ellos sentían, ira, miedo, amor, felicidad, se debía a que hace unos siglos se abrió por accidente la caja de Pandora alborotando todo...lo había olvidado. – Sabes que esas cosas no nos las podemos permitir, ustedes son seres celestiales, ellos allí abajo los idolatran, son ¡Semidioses! No deben mostrar esas cosas que los hacen débiles como ellos, si lo hiciéramos terminaríamos todos como ellos o aun peor...En el subsuelo. – eso fue muy revelador, el supuesto Dios, el ser más poderoso que todos los humanos endiosan y aman...Hablando así de su propia creación como si fueran solo, barro. Sin querer mi boca se comenzó a mover por sí misma, no estaba pensando, ¡no me podía detener! – Entonces sus hijos, sus creaciones ¿solo son eso para vos señor? ¿Un montón de barro? - Él me miro sorprendido, ninguno de nosotros jamás se hubiera atrevido a hablarle de esa manera y mucho menos cuestionar su palabra, de la nada su semblante cambio a uno más sereno y me atrevería a decir que sus labios se arquearon en una pequeña sonrisa para luego – Así es, mis hijos, que los cree con mis manos, son solo eso, barro, un montón de barro que se convirtieron en mi mayor error, sus almas están condenadas por siempre al subsuelo, jamás entraran al jardín, en sus almas yacen las marcas por pecados de sus antecesores, así que, olvídate de eso que llamas amar, aquel sentimiento terrenal solo te llevara a la destrucción de tu propia luz, ahora ve a tus labores- Y así es como caí sobre mis propias rodillas sin saber que más decir a aquel hombre al cual yo sentía respeto, despeje mi mente en unos segundos, me puse de pie y me incline ante el en forma de despedida para irme corriendo de allí con lágrimas deslizándose por mis mejillas.
Solo vi su espalda alejarse mientras yo me quede inmóvil al lado de aquel señor que le acababa de levantar la voz a la persona que más añoro en esta eternidad, ¿qué hubiera podido hacer? Soy solo una simple alma que trabaja para él, no tengo chance de ganar, solo haría que nos desterraran al subsuelo o a la vida terrenal por nuestro pecado, mi mente está suspendida en aquella conversación tan fogosa entre dos seres que respeto y amo, no sé qué hacer. Mi mente está llena de palabras y cosas que jamás sentiría o pensaría por mí misma, por favor ya me quiero ir de este lugar.
El tiempo paso, horas, días, años, milenios...las creaciones de nuestro señor han evolucionado pero a su vez él ya está cansado de ver como se destruyen entre ellos mismos, al parecer dejará ese proyecto como concluido y como un completo fallo.
Perdonen humanos, su creador los ha abandonado a su suerte y nosotros no podemos impedirlo de ninguna manera esta situación produjo en mi pecho un dolor como si me atravesaran con una flecha fría y envenenada. Es acaso esto ¿Compasión? esto es lo que ella quería que el sintiera al pedirle amar, una pequeña gota cristalina se deslizo por mi mejilla siendo detenida por mis dedos temblorosos, mire esa gota cristalina que ya hacía en mi dedo anular brillando y reflejando mi apariencia en ella. – ¿Estoy cometiendo un error?-
Paso un tiempo largo luego de aquel momento de debilidad humana que sentí, todo tranquilo, no la volví a ver nunca más, reemplazaron su puesto con otro "ángel", así es como nos llaman los humanos. Lo único que puedo recordar de ella la última vez que le vi, es que me miró con los ojos como lagos cristalinos y se fue sin decirme (sin decir) nada, me gustaría saber que será de ella en estos momentos. Perdida en mis pensamientos unos camaradas comenzaron a comentar conmigo sobre la "exiliada", no se de quien hablan, detesto los chismes, mire al chico que contaba con entusiasmo lo que había oído de otro compañero – Entonces al parecer es cierto, uno de nuestros camaradas fue exiliado del paraíso. – bajo la voz como si de algo más secreto se tratara- Dicen que ella le llevo la contraria al señor y este la envió al subsuelo como castigo de su ofensa, creo que incluso perdió su nombre real y sus alas. – A pesar de que no me interesan los chismes escuche con atención ya que jamás habían exiliado a nadie en millones de años.- me dieron el dato de que al parecer era una de sus ayudantes de la corte, como tú – me miro sonriendo, en su sonrisa se podía leer claramente "tú debes saber algo "como detesto a todos aquí. Suspire y con una sonrisa y voz media chillona le conteste. - ¿eh? Yo no sé nada, solo he tenido 2 compañeras - mi mente se detuvo, dejaron de funcionar todos mis sentidos. Me sentía como si me hubieran arrancado cada una de mis alas, mis ojos se abrieron tanto como pudieron y mis manos comenzaron a temblar. Mis camaradas me miraron atónitos sin saber que me sucedía - ¡he! ¿Estás bien? – Solo pude mirarle fijamente y asentir con la cabeza para luego ponerme de pie e irme de allí lo más rápido que pudiera.
Ya lejos de todos me senté tomando mi cabeza entre mis manos, no puede ser, ella no. Entonces es por eso que ya no se le vio más por aquí y por ende le reemplazaron con otro. Mi mente no daba abasto con tanta información que recibía por cada cabo que encajaba para mí. Comencé a llorar, mis ojos eran cascadas de agua salada, no puedo creerlo, no quiero creerlo, ella...Mi amada, exiliada ¿Al subsuelo? ¿Sus alas?, demasiada información para procesar. Llore por horas, días, ya no lo sé. Me levante con poca energía, limpié mi cara empapada en lágrimas y me di fuerzas dispuesta a saber la verdad de que pasó con aquella compañera de pecado y solo podré saberlo hablando con quien tiene toda la información de nosotros, Flaef.