Prologo.

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Dolía, mirar cómo era feliz dolía. Pero aun sabiendo que cualquier cosa que intentara hacer no iba a funcionar, no lo suficiente como para hacer que dejara de poner esa sonrisa cada que su mirada llegaba a aquel rostro el cual no era el suyo, por su mente pasaban un millón de cosas que pudo haber hecho en el pasado, pero no se podía hacer nada, al menos no por ahora, después de aquel largo periodo de dejar que fuera feliz, después de todas las noches que pasaría en la cama pensando en cómo serían las cosas que hubiese hecho, lo que cambiaría su vida por completo, y después de no escuchar su estruendosa voz por los pasillos, al final de aquel tiempo por fin dejaría de hacer lo que sea que estuviera haciendo en esos días, en esos meses y en esos largos 3 años para por fin salir a buscarla aunque eso implicara el tener que aceptar que en algún momento de los que el no estuvo ya habría encontrado a alguien más, aunque implicara que tal vez ya no lo reconocería y en cierta manera tenía miedo a que la última imagen de su rostro desapareciera por completo, que olvidara sus facciones o inclusive la forma en que se le provocaban aquella arrugas en el rostro por tanto sonreír.

Sin importar que fue lo que habría pasado en esos años a él no le importaba en lo absoluto, no le importaba saber que ya tenía a alguien más porqué cada latido de su corazón le recordaba que ella aun lo quería y aunque sonara egoísta así era y siempre fue así, al cabo de unos cuantos días por fin estaría en aquel lugar de nuevo, en donde la vio por primera vez y en donde supo que ella sería la única persona de la cual estaría enamorado toda su vida, nunca se imaginó que aun a su corta edad el encontraría a la persona indicada y a pesar de que escucho el mismo sermón de su madre acerca de que para el amor no había edad no lo entendió hasta aquel día en el que su mirada fue a parar en su particular forma de vestir y aun sin conocer nada en lo absoluto de la vida, creía que todo lo que pasara aquel día lo olvidaría pronto y seguiría con sus misma actividades de siempre, como salir con su hermano a jugar basquetbol en la canchas que se encontraba cerca de su casa o seguir viendo las mismas películas de siempre he inclusive seguir pensando que existía una posibilidad de que en marte hubiese vida, pero no fue así y sin pensarlo se acercó y le hablo, no se podía creer que después de todo él tuvo el atrevimiento de hablar con ella y escuchar su voz fue algo que nunca se le olvidaría.

Cuando menos lo imagino ya se encontraba desando tener un puñado de experiencias y recuerdos a su lado, tal como cualquier adolescente de 13 años haría y sin pensar los próximos 5 años que siguió viéndola desde lejos no dejaba de tener cierta curiosidad acerca de cómo habría cambiado su voz en todos esos años en donde ella estaba lo suficientemente cerca como para poder voltear y de una vez por todas decirle su nombre y por su puesto preguntarle de nuevo el suyo, porqué por más que lo intento durante 8 años nunca lo pudo recordar.

El problema de Asher era que aun imaginando que estaba entablando una conversación con ella nunca pudo llevar su imaginación a la realidad y por los 5 hermosos años que la tuvo justo frente a él, en donde su mirada le suplicaba que le volviera a hablar nunca lo hizo y cuando esos años se terminaron vino el remordimiento a su mente y se situó por 3 años más. Todas las cosas que pudieron a ver salido de su boca se quedaron en su cabeza dando vueltas por todas partes queriendo saber cómo habría sido la situación en la que se encontrarían después de todos esos años cuando por fin todo lo que se guardó por tanto tiempo saliera a la luz y sus sentimientos por ella ya estarán más claros que el agua, era un huracán, el más dulce huracán, que podía causar tanto en él, pero no de una manera brusca o mala sino más bien de una manera que le encantaba.

Lo que sea que fuera a pasar en las próximas horas antes del amanecer no le importaba mucho, se estremeció al pensar en todas las palabras que saldría de sus labios, no de los suyos sino más bien de los de ella y en como reaccionaria. Esta vez estaba dispuesto a salir de aquel lugar sabiendo su nombre y dejándole el suyo en su memoria. Esa noche era para armarse de valor y acumular una buena idea de cómo ser capaz de acercase lo suficiente para que su rostro fuera reconocido por sus ojos.

Dio tantas vueltas en la cama que al final terminó mirando el techo hasta que el sueño lo invadió por completo y en esa tranquilidad en la que dormía y sus pensamientos locos he indomables de igual forma, no podía pensar que al otro de su puerta en algún otro lugar ella también lo esperaba con muchas ganas de volver a verlo, que ella también se llenaba de pensamientos la cabeza acerca de cómo hacer realidad los sueños que durante todos esos años anhelaba por fin cumplir, y ni si quiera le paso por la cabeza que cuando el supiera que no era tal y como él pensaba, en sus ojos estaría esa mirada de decepción que siempre veía en los demás como con su madre o sus hermanos, pero ella se estaba concentrada solo en sus pensamientos y con esa sonrisa boba en su cara, porqué los sabia, sabía que lo volvería a ver, volvería a ver al único amor que tuvo. En el único que pensó todos esos años y por el que daría todo, por el que ambos lucharían.

¿Infortunio o fortunio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora