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Dedicado a spiderhllsnd

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El resto de las vacaciones voló cual lechuza mensajera

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El resto de las vacaciones voló cual lechuza mensajera.

Herbie estudiaba día y noche sus libros de magia: quería demostrar que tenía la misma inteligencia y valía que cualquier mago de su generación. Hallaba apasionante la historia de la magia: toda una vida de hechizos, pociones y todo eso, solamente en un libro. Su favorito era el libro de Transformaciones: simplemente le hacía una ilusión tremenda transformar objetos a animales, viceversa y convertir un objeto en otro.

Si no estaba ayudando a Elsa con la repostería, el pequeño auto estaba leyendo en su recámara. Para ser usada por un vehículo de cincuenta centímetros de largo estaba muy amueblada: contaba con un pequeño escritorio y una silla, una cama justo enfrente de la pequeña ventana, acompañada de dos mesas auxiliares. Por alguna razón, Herbie contaba con un guardarropa. Las paredes cobrizas contaban con recortes de periódicos, todos ellos sobre las peripecias de Herbie en sus años de corredor.

Finalmente llegó el primero de septiembre. En la madrugada, un ansioso Herbie estuvo cerciorándose de llevar todas sus cosas listas en el baúl: la varita mágica, su caldero, los libros, la balanza y refacciones que pudiera necesitar, como un juego de neumáticos de repuesto, un bidón de aceite y otro de líquido para limpiar el parabrisas. Ya cuando hubiera lanzado al baúl su túnica de invierno, el Volkswagen simplemente brincó a su cama y esperó a que Gustav y Elsa despertaran. Echándole una última sonrisa a su habitación, el pequeño auto bajó las escaleras cuando oyó a sus dueños bajar.

Llegaron a King's Cross veinte para las once, la afamada estación de trenes británica que, por ahora, no se encontraba muy concurrida. El Doctor Stumpfel llevaba a Herbie en el bolsillo de su abrigo marrón mientras iba con su esposa de manera despreocupada.

El Volkswagen llevaba su baúl en el maletero, y era claro que tenía ventaja sobre los estudiantes, quienes debían lidiar con el peso de sus pertenencias mientras que él sólo necesitaba levantar el capó, tragarse el baúl y llevárselo.

La pareja mayor se dirigía a la barrera entre los andenes 9 y 10, pero antes de siquiera tocarla, un jovencito con un baúl y una lechuza blanca se les acercó.

[1] Herbie y la Piedra Filosofal | ᴴᵃʳʳʸ ᴾᵒᵗᵗᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora