Introducción

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Siempre habíamos oído hablar de esas historias. Nacíamos con ellas pegadas a nuestras orejas y aunque ya nadie las recordase, podíamos leerlas en todas partes. Las más antiguas paredes nos ilustraban de las batallas de nuestro pasado, y aunque ya no conseguimos comprender las razones de esta se lograba entender .

Existía la leyenda de las leyendas, se hablaba de los últimos dos dioses que luchaban por el poder de Ethramuron.

Durantes décadas la Diosa Femär había estado custodiando nuestro mundo, había creado vida, pero a pesar de ello esta se sentía sola. Decidió crear al Demonio Rojo, el cual no pareció valorar su propia existencia. Le mintió y Fëmar fue engañada y él descubierto. El Demonio Rojo fue expulsado del Paraíso y condenado a buscar los fragmentos rotos que formaron parte del corazón de la diosa. Dijo: ''Hasta que no reúnas todos los fragmentos no podrás subir hasta aquí, por entonces tu condena será buscarlos en Ethramuron hasta el fin de tus días''.  Milenios pasaron y el Demonio dejó de buscarlos. Llegó a la conclusión de que lo mejor para conseguir la atención de la diosa era destrozar aquello que le quedaba, su planeta.

Fue así como comenzó la guerra entre dioses. 

Fëmar al ver que su creación peligraba decidió crear a dos seres capaces de poder parar al  Demonio Rojo. Según cuenta la leyenda, la diosa hizo nacer a dos humanos de heridas sangrantes, ellos serían los Héroes. Ganarían juntos al Dios, y aunque él muriese y pudiera reencarnarse en otro ser ,ellos también volverían a nacer en otro cuerpo y así podrían pararlo tantas veces como hiciese falta.

Se trata de una leyenda increíble, pero por mucho que lo sea aquello ya pasó. Hace trece años desde la última guerra, y según tengo entendido el Demonio esta vez se las había arreglado muy bien para casi salir victorioso. También se dice que esta fue la única vez que ambos héroes murieron en batalla contra él, se rumorea que cada vez es más fuerte, pero...bueno, ¿realmente eso debería preocuparme? Sinceramente no lo creo. Eso ya pasó hace trece años, y aunque lo viví, me encuentro muy ajeno a ese suceso. Sé que aún quedan varios años más para que de nuevo una guerra como esa vuelva a suceder. Y tan claro como que me llaman Dax que una cosa como tal no me pillará por medio. Por cierto, el mundo ha cambiado desde entonces.

Hace trece años, durante la guerra, tenía la edad de siete, por lo que ahí tan sólo me ocupaba de mantenerme bajo las faldas de mi madre y jugar.

Diablos, creo que no me he presentado debidamente, mi nombre es Dax Quot y tengo veintiún años, y aunque ahora mismo me encuentre mirando un enorme mural antigüo que hay frente a mi no significa que no tenga trabajo que hacer.

    - ¡Daaas! ¡¿Pero qué haces?! ¡Ven!

    - Lo odio, realmente que odio este trabajo. - Murmuré por lo bajo tras soltar un suspiro. Aparté la vista del enorme mural y me giré para poder observar como mi jefa me llamaba. No llevaba mucho tiempo allí pero joder, que no era tan difícil aprenderse un nombre de tres letras. Fui hacia ella y me senté en una silla de paja medio rota.

   - ¿Pero qué te pasa? Tenemos que terminar esto, que aunque seamos suficientes no significa que puedas librarte del trabajo así como así. Sino no sé para qué te pago. - Rechistaba delante de las otras mujeres. Nuestro trabajo consistía en quitar los peces y la suciedad de la red que los pescadores habían utilizado anteriormente y aunque era un trabajo sucio y repugnante al menos me consolaba el hecho de estar allí, junto al mar.


Mi sueño siempre fue ver el mar tocar mis pies, lo fue hasta que lo cumplí, y eso no quiere decir que después de ese sueño no vinieran otros como; surcar el mar con mi propio barco. ¿Hacia qué destino? Ninguno, sólo perderme por el mar. Nunca entendí mi fascinación por este, llegué a la conclusión de que la razón era porque mi madre me lo inculcó.

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⏰ Last updated: May 01, 2019 ⏰

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