N los últimos días de Narnia, muy lejos hacia el oeste, más allá del
Páramo del Farol y muy cerca de la gran catarata, vivía un Mono. Era tan viejo que
nadie podía recordar cuándo había venido a vivir en aquellos parajes, y era el
Mono más listo, más feo y más arrugado que te puedas imaginar. Tenía una casita
hecha de madera y con techo de hojas en la horcadura de un árbol inmenso, y su
nombre era Truco. Había muy pocas Bestias que Hablan, u Hombres o Enanos en
aquella parte del bosque, pero Truco tenía un amigo y vecino que era un burro
llamado Cándido. Al menos ellos decían que eran amigos, pero como estaban las
cosas podrías pensar que Cándido era más bien el sirviente de Truco que su
amigo. Él hacía todo el trabajo. Cuando iban juntos al río, Truco llenaba de agua
las grandes botellas de cuero, pero era Cándido quien las llevaba de vuelta.
Cuando necesitaban algo de los pueblos que hay más allá del río, era Cándido el
que bajaba con cestos vacíos en su lomo y regresaba con los cestos repletos y muy
pesados. Y todas las cosas buenas que Cándido traía se las devoraba Truco; pues
Truco decía: “Entiende, Cándido, yo no puedo comer pasto y cardos como tú, así
es que lo más justo es que me las arregle de alguna otra manera”. Y Cándido
siempre respondía: “Por supuesto, Truco, por supuesto. Ya entiendo”. Cándido
jamás se quejaba, porque sabía que Truco era lejos más inteligente que él y
pensaba que Truco era muy bondadoso sólo con permitirle ser su amigo. Y si
alguna vez Cándido pretendió discutir sobre algo, Truco de inmediato le decía:
“Mira, Cándido, yo entiendo mejor que tú cómo deben hacerse las cosas. Sabes
que no eres muy listo, Cándido”. Y Cándido siempre decía: “No, Truco. Es muy
cierto. No soy listo”. Exhalaba un suspiro y hacía todo lo que Truco había dicho.
Una mañana, a comienzos del año, la pareja caminaba por la orilla de la Poza
del Caldero. La Poza del Caldero es la poza grande que queda justo debajo de los
acantilados del confín occidental de Narnia. La gran catarata vierte en ella con el
estrépito de un perpetuo trueno, y al otro lado fluye el Río de Narnia. La catarata
mantiene a la poza constantemente bailando y borboteando y removiéndose como si estuviese hirviendo y es por eso, claro está, que fue llamada la Poza del Caldero.
Esto se hace más intenso al principio de la primavera cuando el caudal de la
catarata aumenta con toda la nieve que se derrite en las montañas donde nace el
río, mucho más allá de Narnia, en las Tierras Vírgenes del Oeste. Y cuando estaban
mirando la Poza del Caldero, de súbito Truco señaló con su dedo oscuro y
brillante, diciendo:
—¡Mira! ¿Qué será eso?
4—¿Qué será qué? —preguntó Cándido
