Eran más de las nueve de la noche, las campanas de la iglesia resonaban por toda la ciudad. El pequeño zorro frotaba ansiosamente sus manos incapaz de soportar el frío de la ciudad. El invierno se había hecho presente hacía ya dos días, la nieve empezaba acumularse bajo sus pies.
Podía ver el aire caliente salir de su nariz y su boca mientras temblaba de frío. Las personas empezaban a llegar a la fiesta de los Foster. La familia Foster era un grupo de linces adinerados que habían llegado en la primavera a la ciudad, pero que por las condiciones de clima ellos se habían resignado a mantenerse lejos. Ahora que la nieve caía ellos podían venir sin problemas.
Fueron recibidos por el señor Foster, un lince de color marrón grisáceo, sus orejas tenían las puntas de un color más oscuro, sus ojos de color azul, brillaban a la luz de la luna, vestía un gran abrigo largo de color negro, tenía pares de botones en el frente. El zorro no podía contener observar la elegancia y belleza del señor Foster. Una vez dentro de la mansión la señora Foster, una dama mayor que había teñido parte de su pelaje de un color púrpura y que hacían juego con sus ojos violetas, usaba un vestido rojo como el vino. Ella saludaba emocionada de recibir a sus invitados.
Todos se reunían en la sala principal y disfrutaban de los aperitivos que los camareros ofrecían a los invitados. Era una noche realmente deslumbrante, el pequeño zorro de ojos verdes agitaba lentamente su cola, temeroso de llamar demasiado la atención, era su primera vez en una fiesta y no conocía a nadie en el lugar. Podía ver un grupo de felinos reír y contar historias de su pasado, otros tantos hacían lo mismo, un enorme oso grizzly al fondo de la gran sala abrazaba fuertemente a su novia y todo el mundo parecía estar disfrutando de la noche con alguien cerca, excepto el pequeño zorro.
El señor y la señora Foster subieron elegantemente las gradas hacia el piso superior, donde el señor Foster dirigiéndose a todos, agradeciendo la asistencia de sus invitados y les invitó a deleitarse con toda la comida que había en la fiesta.
El zorro no quiso seguir escuchando el gran discurso del señor Foster y se acercó a un balcón donde se podía apreciar las luces de la ciudad. La mansión de los Foster estaba estratégicamente colocada a modo de que se viera en lo más alto, para ellos era como ser el emblema de la ciudad.
La nieve seguía cayendo y hacía temblar las orejas del pequeño zorro. Se quedo ahí observando al vacío pensando que sería de su vida. Su cola se aferraba entre sus piernas, él continuaba frotando sus manos tratando de mantenerse caliente, se negaba a entrar porque ver a todos ocupar un lugar importante y disfrutar de la fiesta, lo hacían sentir desdichado. Cuando la noche estaba acabando la gente empezaba a retirarse y sujetaban la mano del señor Foster agradeciendo el haber sido invitados.
El pequeño Zorro se había quedado en el balcón sentado y con sus piernas pegadas a su pecho, tratando de evitar que el frío lo obligase a entrar. Su abrigo gris apenas podía evitar que la nieve cayera sobre su pelaje naranja.
El zorro había perdido la noción del tiempo, quizás se había quedado dormido sin notarlo. Ya la servidumbre y los demás invitados se habían retirado. Se escuchaba la música de piano a lo lejos, sería el señor Foster tocando el piano?, eso se preguntaba el pequeño zorro.
Él se levantó frotando sus ojos tratando de despertarse completamente, frotó sus orejas y su saco tratando de quitarse la nieve de encima. Abrió con suavidad la puerta que separaba el balcón de la sala principal, adentro se sentía cálido y acogedor.
Él debió haberse marchado, no era educado haberse quedado hasta tarde y menos en un lugar en el cual él no conocía a nadie, busco la puerta principal. Una puerta de madera enorme y que había sido llenada de hermosos detalles, simulando una vieja puerta, era totalmente hermoso. El zorro giró la perilla de la puerta pero esta no abría, al parecer alguien ya la había cerrado. El pequeño zorro estaba asustado, él no quería ser sorprendido por los Foster y que ellos lo considerarán descortés por haberse quedarse en su casa después de la fiesta.
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Sentimientos Reprimidos
RomanceUna historia corta, donde un zorro tras una extraña fiesta termina enamorándose de la manera más inesperada de todas. Puede ser el comienzo de una nueva entrega, espero lo disfruten 😉