Our Time

Día 4: Fotografía

Miró con cierta melancolía la fotografía en sus manos, antes de la llegada de Juvia a su vida, su única meta para el futuro era seguir con el ejemplo de Ur. Salvar a alguien como ella lo salvo a él. Enseñarle la magia que le había heredado, intentando no inculcarle tan profundamente el hábito de desnudarse si se podía.

Aquello sería la única prueba de su existencia y por mucho tiempo eso fue suficiente. Pero al final tenía una esposa e hijo a los cuales amaba más que nada en el mundo. Ni siquiera le importaba el hecho de no poder enseñarle su propia magia a Colbat, es más durante un tiempo se sintió aliviado, pues él parecía haber heredado más del lado materno. Y eso era perfecto, porque Juvia era una hermosa persona y si su hijo se convertía en un hombre con sus cualidades, sin duda viviría sin tantos demonios como él.

–Juvia le dijo a Liam-san que tenía que reflexionarlo un poco más antes de darle una respuesta.

Por su tono supo que Juvia quería aceptar pero que necesitaba discutirlo con él, así de considerada era. Siempre poniéndolos a él y a Colbat antes que cualquier otra cosa.

–Hay algo que no entiendo –comentó – ¿por qué precisamente tú?

Y es que era algo extraño y hasta sospechoso que aquel hombre, Liam, se hubiera presentado ante su esposa. Él la recordaba debido a que ambos crecieron juntos en el orfanato, según las palabras de Juvia, ella apenas lo reconoció, puesto que no había sido cercana de ningún niño en aquel entonces. Liam, por su parte, pareció recordarla con suma facilidad. Además, se refería a su esposa con demasiada confianza, que claro, a ella no le importaba pero a él no le había gustado mucho que digamos. Para su mala suerte, el hombre arrastró a Juvia lejos de su alcance por lo que no pudo explicarle que ella era su esposa y que si deseaba hablar algo con ella, tenía que estar presente.

Claro que al final Juvia le contó todo lo sucedido, haciendo énfasis en la petición de Liam. La cual, era el meollo de su conversación actual. La petición era simple, adoptar a una niña que residía en el orfanato. Su nombre era Niebe y poseía poderes mágicos. La razón de tal solicitud, era que la institución no estaba calificada para hacerse cargo de la niña y Liam no deseaba que esta terminara escapando como lo había hecho Juvia en su día.

Entendía que Juvia fuera la única maga que aquel hombre conocía y no era difícil deducir que su esposa difícilmente se negaría. Pero aún así no consideraba fuera suficiente motivo.

–Bueno eso es porque Niebe-chan necesita quien le ayude con sus poderes –contó pero eso ya lo sabía – Juvia no puede enseñarle eso pero Gray-sama si puede.

–Juvia –llamó un poco frustrado– no te entiendo.

–Niebe-chan no posee magia de agua –. Su esposa dejó de picar verduras para mirarlo a los ojos – Su magia es de hielo.

La sorpresa fue grande para él, ya había conocido a varios magos que usaban magia igual a la suya pero que una niña tan pequeña la tuviera era extraño. Porque usualmente, la magia de hielo tenía que ser desarrollada o al menos eso le había dicho Ur en una de sus clases.

–Liam-san dijo que Niebe-chan era especial y por eso mismo ella debe aprender controlar sus poderes antes de que llegue a lastimar a alguien.

Por su tono Gray supo que su mujer compadecía y se preocupaba por la niña. No podía negar que se sentía de la misma manera, no solo porque entendía los sentimientos de Juvia sino que también empatizaba con Ultear, quien había sufrido algo parecido.

Volvió su mirada a la fotografía, Niebe era una niña de ocho años, mismos que Colbat tenía. Su cabello era azabache y liso, bastante largo, le recordaba un poco al de Ultear. Su piel era bastante clara, un poco menos que la de Juvia pero definitivamente no era tan tostada. Sus ojos almendrados eran grandes y eran decorados por unas largas pestañas risadas.