☀️ d í a d o s

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El resto de lo que fue su primer día en Cancún no hizo nada que no haría en el internado. Para ser unas vacaciones dónde se divertiría mucho eran quizás igual o aún más monótonas que su día a día.

Se encargó de pasar toda la noche pidiendo comida en el room service que era traída por una chica muy guapa, Carlota, era su nombre.

Había comido tanto aquella noche mientras miraba el estreno de la última temporada de Juego de Tronos que pensaba que no volvería a sentir hambre nunca más en su vida.

Pero aquella suposición era falsa, ya que la mañana del día siguiente, lunes 15 de abril tenía un hambre voraz que lo hizo levantarse de la cama a las ocho de la mañana.

Se fue a bañar y cuando salió desnudo de la ducha no pudo evitar recordar la bochornosa situación con el guapo joven el día anterior. La verdad es que se había sentido muy avergonzado con el botones, pero no pudo evitar apreciar lo guapo que estaba. Aquí entre nos, tenía un aire misterioso.

Le había parecido muy tierna la manera en cómo se tapaba los ojos avergonzado y como suplicaba perdón para que no lo despidieran, aunque reírse de eso probablemente era demasiado cruel.

Temo se puso un atuendo lo más playero posible, estaba en Cancún al fin y al cabo, y tenía que ir a pasarlo genial.

Decidió que lo primero que haría sería ir a comer al restaurante que recordaba visitar con su padre cuando venía en el pasado. Recordaba al chef, un señor mayor, su nombre era Eugenio, y cocinaba delicioso.

Cuando llegó al restaurante se topó con aquella muchacha, Carlota, que vestida con los uniformes de ayudante de cocina corría hacia la cocina para asistir al chef, probablemente. Ni siquiera le dio chance de saludarla, iba tan deprisa que ni siquiera volteó a verlo.

Él decidió pasar por el buffet con un plato y agarrar de todo un poco para ir a comer a una mesa con dos sillas, aunque sin compañía.

El restaurante estaba lleno, aunque no tanto como para que Cuauhtémoc se sintiera incómodo. Lo que lo hacía sentir de esa manera era el tener que desayunar solo, que si bien no le molestaba la tranquilidad y el silencio, no le habría venido mal tener un poco de compañía para la que representa la comida más importante del día.

Había una familia de daneses al otro lado del restaurante que reían por algo que el papá había dicho en su idioma. Temo sabía que eran daneses porque hacía poco tiempo había estado viendo una serie grabada en Dinamarca y tenía la capacidad de reconocer el acento y el idioma aunque no entendiera nada de lo que dijeran.

Se había conmiserado levantarse a saludar y preguntarles si podía comer junto a ellos, para hacerse compañía, pero antes de tener la oportunidad de considerar que era una idea impertinente su teléfono comenzó a vibrar y la cara de Linda, una de sus mejores amigas, salió en la pantalla.

—¿Qué tal, Linda? —la saludó colocándose el teléfono en la oreja.

—¿Dónde rayos estas, Cuauhtémoc? —le preguntó la rubia desde el otro lado de la línea. —. Acabo de estar en tu habitación y no había nadie ahí.

—¿Qué pasa, Linda? —preguntó él confundido.

—¿Es que no lo sabes aún? —le preguntó ella.

—¿Que no sé qué? —soltó él confundido —. Me estas preocupando, Linda.

En ese momento comenzó a vibrar su celular interrumpiendo la llamada con Linda, y el nombre de Ben apareció en la pantalla.

—Linda, perdóname un momento, El Greñas me está llamando, es una videollamada —soltó él —. Ahora te marco.

—¡Pero Temo...!

❝ TAKE ME TO THE PARADISE ❞ ー ARISTEMO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora