Desde que derrotaron a aquel misterioso villano, ya nada volverá a ser igual. Una serie de extraños sueños se introducen en las cabezas de nuestros protagonistas. Sueños que relacionan a sus alter ego y sus formas civiles. Adrien sueña con Marinette...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Adrien
Corría por un largo pasillo, sujetando con fuerza la mano de mi compañera de clases. No sabía exactamente de que estábamos huyendo, pero a juzgar por la opresión que tenía en mi pecho, sabía que se trataba de algo gordo.
Quizás era un akuma. Quizás Hawk Moth había demonizado a otra persona.
Pero de ser así, ¿por qué no estaba transformado? ¿ Por qué no era Chat Noir el que estaba luchando con esa cosa? ¿Y por qué estaba con Marinette en lugar de un Ladybug?
Todo nuestro alrededor estaba muy oscuro y las formas y siluetas se difuminaban unas con otras, aunque si se podía distinguir de lejos algunas mesas y sillas de una oficina.
El malestar y el nudo que se había formado en mi estómago no se detenía y por alguna extraña razón todo aquello se debía por la presencia de Marinette. No podía dejar de pensar en otra cosa que no fuese ponerla a salvo. Cómo si temiera en en cualquier momento aquella cosa pudiera atraparla.
Agarré su mano con más fuerza y la incité a correr detrás de una de los grandes escritorios. Me agaché y atraje a Marinette hacia mí, protegiéndola con mis brazos mientras que con cuidado me asomaba por la derecha, tratando de ver aquella cosa que nos perseguía con tanto empeño.
Podía sentir su presencia por todos lados y sabía que estaba en esa misma habitación, no conseguía distinguirlo con claridad.
—Adrien...—la escuché llamar.
Agaché la mirada y la vi, observándome desde abajo con sus preciosos ojos azules.
—No sé si seremos capaz de derrotarlo ésta vez...—musitó acurrucada contra mi regazo.
—Claro que lo haremos—susurré, apoyando mi espalda contra la madera del escritorio.—Saldremos de ésta, ya lo verás. Ya me obligaron a olvidarte una vez, no pienso cometer el mismo error. Lucharé por nosotros y ahora que sabemos la verdad no voy a dejar que nos la arrebaten.
Sonrió. Sonrió con una de esas sonrisas que iluminaban todo su rostro, de esas que te hacían querer abrazarla y no soltarla nunca.
—Entonces yo también lucharé a tu lado—aseguró.—Creo que tengo un plan.
La miré de nuevo y por más que tratase de evitar decir aquellas palabras, éstas salieron solas, cómo un acto reflejo que ocurrió nada más cruzarme con sus ojos.
