De aburrida a Despedida

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 Era una noche tranquila. Sin ninguna luz aparte de la luna. Era algo que se sentía renovador luego de haber estado dos años trabajando en una ciudad donde no se apreciaba algo tan bonito pero simple a la vez

También asustaba un poco. Un requisito para hacer bien su trabajo era mantener las luces apagadas a la espera de algún infractor. Al no estar acostumbrada a tanta oscuridad la joven oficial se sentía algo amenazada

Pero eso no le impedía cumplir con su tarea. A pesar de no tener casi experiencia con la vigilancia de carreteras, no se iba a echar para atrás. Rendirse no iba con ella. Nunca se cruzó con un desafío que la superara, este no iba a ser excepción

-Ojala no me hubieran trasladado- Ese deseo cruzaba la mente de la oficial desde el mayor cambio en su corta carrera. Antes, ella patrullaba la ciudad de Reno durante el turno de la noche. Le apasionaba hacerlo, ayudar a la gente y detener maleantes eran dos ideales por los que ella había decidido ser policía. Pero ahora se aburría. En ningún momento pensó que se sentaría sin hacer nada en el trabajo -Quiero saber porqué... esto no es justo- No llevaba mucho tiempo así. algo debió haber pasado para que la trasladaran, pero nunca le dijeron un motivo exacto. Solo ''Recolocación general de personal''

La noche siguió igual. La oficial ya deseaba llegar a casa. Dormir. Esta vez ni cenaría. Realmente estaba cansada y el solo hecho de recordar una almohada ya le hacía cerrar los ojos.

Salió un poco del auto. Aire fresco. Le encantaban el frío y la nieve así que tenía ningún problema en estar a la intemperie. Caminó un rato al rededor de su patrulla. comprobaba que todo estuviera en orden. Seguía extrañando su vehículo anterior. Prefería más una patrulla común a una de carretera. Tanto en la teoría como en la práctica eran lo mismo. pero no había forma de que el valor sentimental de la primera fuera superado por la segunda. No habían compartido las mismas aventuras. Desde los cafés a los arrestos. Todo era ahora parte de su memoria

Comenzó a llover. No hubo más remedio que volver al auto. Por suerte fue rápida y no resultó muy mojada. Pero otra vez se hallaba dentro de la patrulla y eso significaba aburrirse. ni siquiera trabajo. Esto era absurdo, ya no pasaba nadie por la carretera.

De tanta la monotonía llegó un punto en que apoyó la cabeza en el respaldo del asiento. Intentó evitarlo por horas, pero al final perdió la batalla con el sueño. Sabía que no debía hacerlo en el trabajo, Pero lo necesitaba. La sensación de pegar los ojos luego de una larga jornada de trabajo no tenía igual.

-Rebeca, Rebeca ¿Estás ahí? - El mismo llamado se venía escuchando hace un rato como si le hablaran cerca del oído. Era molesto. Una vez que había encontrado algo para evitar que la noche se hiciera larga, pasaba esto.

Pero al reconocer la voz de su compañero, no tuvo más remedio que abrir los ojos y tomar el comunicador. Bostezó sin importarle el ruido y un tanto enojada pulsó un botón para responder al llamado.

-¿Que quieres?- Por su voz parecía harta de algo que apenas había comenzado. su compañero no parecía responder pero ella no podía cortar la comunicación así como así. Esperando, se miraba por el espejo retrovisor y se arreglaba el pelo despeinado con una mano, mientras con la otra sostenía el Walkie-Talkie.

-¡Estoy persiguiendo a uno que se pasó del límite pero no para! ¡Estamos cerca de tu parte del control así que prepárate!- Su compañero sonaba nervioso. ninguno de los dos había perseguido a alguien a alta velocidad y esta carretera se prestaba para darles una primera vez. Hasta el trayecto era aburrido. Recto y sin nada para ver o mantener despierto al conductor. Perfecto para una persecución a gran velocidad

Ella estaba tan harta que hasta pareció alegrarse. Al fin pasaba algo que le hacía moverse y ejercer su trabajo como ella creía que se debía. No tardó en encender el motor y posicionarse a un lado de la carretera, esperando a que la presa pasara por allí

El Otro Lado de la LeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora