A mi madre, la mujer que sufrió a mi lado en esta tormenta.
Aún lamento como la tan dichosa infancia para otros, había sido opacada y destruida por mis mismas manos impuras llenas de curiosidad.
Recuerdo que en ese año, no tenía conocimiento de lo que era diferente a mí. En ese tiempo, yo pensaba que todos éramos iguales y debíamos amarnos por eso.
No conocía el rechazo, no lo había escuchado de primera mano jamás en mi vida.No fué hasta que un niño que me gustaba me lo dijera de frente.
Recuerdo que ese día todo cambió para mí.Recuerdo como me había armado de valor y me acerqué al chico que me había gustado por tanto tiempo para declararme.
Recuerdo que él me rechazó por completo, diciéndome lo asquerosa y gorda que era.
¿Cómo era qué un niño de 10 años tuviese tanto vocabulario para insultar?Aún no siendo bastante con herir mis sentimientos, intento golpearme.
Recuerdo como salí corriendo con lágrimas por toda mi cara y nuevas ideas que de a poco se irían multiplicando junto con mis inseguridades.Recuerdo como de repente, me enteré de todo lo que la gente pensaba sobre mí y eso no hizo más que asustarme.
Llegaban chismes y especulaciones de que yo era lesbiana, a pesar de ni siquiera conocer dicha palabra.
Recuerdo como mi mente que antes estaba rodeada de qué comería ese día o qué jugaría, de a poco se iba nublando.Mis preguntas sobre qué pensaba la gente sobre mí, causó un gran problema del qué aún no tenía conocimiento.
Recuerdo como mi inocencia fue arrebatada por la sociedad a la edad de sólo diez años.
Recuerdo el miedo que llegaba a sentir cuando era tiempo de practicar los bailes para celebrar una fecha importante.
Comenzaba a escuchar las burlas de los demás hacia mi pareja designada para danzar, comentarios tan estúpidos como:“Te tocó con la gorda”
“Te tengo pena”
Empezaba a preguntarme si sería buena idea faltar los días de baile, aunque sabía que mis padres se negarían por completo.
Recuerdo como mis antiguos dibujos que hacía sobre mí, comenzaban a disminuir.
Antes me gustaba dibujar retratos sobre mí. Por supuesto no me dibujaba gorda, porque no sabía que lo era. Yo pensaba que era igual que los demás y que no era diferente.Recuerdo como comenzaba a buscar la opinión de las personas sobre mí, aunque sabía que ninguna sería positiva.
Inclusive había veces que pensaba en tomar distancia con mi mejor amiga desde kinder, por el simple hecho de que dejaran de pensar que era lesbiana.
No sabía cómo había pasado de ser una niña que jugaba con sus muñecas sobre historias fantasiosas, a una chica con un grado de inseguridad que iba incrementando a través de los días.
Oh, acabo de recordar otra cosa.
18:45 P.M.
Recuerdo divisar el auto de mi padre estacionarse frente a la escuela donde tantos años he vivido y por desgracia tanto he sufrido, ese día no había sido ninguna excepción.
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Sólo por cuatro años
Non-FictionHistoria basada en mis cuatro años lidiando con mi baja autoestima y los comentarios sobre mi cuerpo.