Capítulo 11: El guardián del rayo

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"Corrompido el mundo ha sido, la oscuridad se ha apoderado de muchos corazones, es por esto que para salvar a los corazones donde aún existe luz, es necesario que el poder de este reino desaparezca, encerrados contra esa oscuridad Nairinias sucumbirá ante un final indeterminado, cuando vuelva de la oscuridad los monstruos que lo atormentan desaparecerán el reino y volverá a ser un lugar donde la luz florezca... ".

- Eso es lo que el diario menciona sobre el reino, si relacionamos esto con la leyenda que Floopy me contó todo cuadra, la oscuridad del Nairinias fue condenada -.

Dijo Rayno caminando junto a Zuat en medio del prado del noreste.

- Y se supone que los monstruos fueron el castigo, matando a tantas personas por tantos años. Me parece una cruel broma de parte de tal Souler -.

Respondió Zuat angustiado.

- Gilbert Souler es un tipo muy raro, me pregunto cómo le habrá hecho para crear piedras capaces de crear monstruos, además de desaparecer todo un reino -.

Mencionó Rayno sobre una colina en la cual se podía apreciar una enorme cuidad y un castillo con una sobresaliente cúpula en la cima, desde la distancia se distinguía que todo en esa ciudad era metal, el clima por encima de aquel lugar estaba totalmente nublado, pequeños relámpagos se apreciaban en sus nubes, y con solo acercarse Rayno sintió como su cuerpo se erizaba.

- El lugar tiene una carga estática fascinante, no cabe duda, este lugar debe ser del elemento Eléctrico -.

Dijo. Junto al fantasma tomaron rumbo para adentrarse en aquel misterioso lugar; mientras caminaban por las calles en ruinas presenciaban armaduras doradas y ropajes, ambos bastante deteriorados y consumidos por la vegetación.

- Sea lo que sea que hicieran los monstruos en esta ciudad, debió ser horroroso, ¿No crees? -.

Mencionó el chico acercándose a una de las armaduras con un sentimiento de impotencia.

- La verdad, las energías de este lugar se sienten muy pesadas y tristes, nunca había sentido algo así en las demás ciudades del reino -.

Decía Zuat mirando hacia el castillo, ya que su entrada se encontraba a unos metros de ellos.

- Entonces busquemos esa piedra, y nos vamos de este lugar -.

Rayno caminó hasta la puerta del castillo, una puerta de hierro sólido de cuatro metros dividido en dos partes con tan solo un pequeño agujero a la altura del torso de una persona, sobre el agujero yacía el símbolo de un rayo y una inscripción en el mismo idioma que el del diario.

- Creo que dice.... "Aquellos con el don del rayo, podrán entrar a nuestro templo"-.

Tradujo Rayno, se rascó la cabeza y pateó la puerta.

- Bueno no funcionó, ¿Alguna idea Zuat? -.

Preguntó Rayno con esperanza de obtener ayuda, Zuat miro a Rayno y volteó a la puerta, la analizó, se puso enfrente y dijo "Rayitos por aquí rayitos por allá que se abra la puerta ya"

- ¿Ese fue tu aporte? -.

Exclamó el chico decepcionado.

- Veamos, si solo aquellos con el don del rayo... Ah lo tengo -.

Rayno sacó el disco elemental y lo acercó al agujero presionó el lado amarillo y una chispa salió dirigida por el ducto. La puerta empezó a temblar y lentamente se abrió mostrando una habitación llena de luces encendidas y pasillos blancos brillantes, solo con armaduras y armas en el suelo.

- Bueno creo que es el único lugar donde saldremos rápido, claro si el guardián de la piedra nos la deja fácil -.

Ambos entraron al palacio y la puerta empezó a cerrarse nuevamente, los dos caminaron por un pasillo extenso que dirigía a muchas habitaciones vacías, solo con más armaduras y armas abandonados; en el final había un salón con una arena, armas en el suelo y un mapa en la pared, lo que emocionó al chico para poder guiarse, sin percatarse que sus espaldas una de las armaduras comenzó a flotar.

Reino Ciry: Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora