3

10 0 0
                                    

200 años d.C

 "Desierto del Néguev"

          -Aquí es.- Cain muestra una ancha sonrisa. 

          -¿Aquí es?- respondo con un tono que no es de sorpresa si no de ¡Horror!

Es una casa vieja, las paredes parecieran que fueron hechas de barro y la lluvia hubiera hecho justicia haciéndolas caer o al menos una parte de ella, no tiene tejado, o techo o algo para cubrirnos de el frió de la noche, lo peor de todo es que no hay nada a su alrededor, bueno a menos de que contemos a los animales y toda la arena que hay en este desierto.

Mi sorpresa-horror con respecto de la casa que encontró Cain parece ofenderle, no es mi intención pero tampoco mi culpa que estos escombros estén tan mal.

          -No te fijes en la casa- me sonrie

          -Creeme que no era intención de...

No me deja terminar cuando me tapa la boca con una de sus manos. 

Iugh.

          -Lo que venimos a buscar yace abajo de la casa, guarda silencio pues hay un guardián y debemos tener respeto.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Un guardián? Cain me ha dicho que somos 12 en total, sin embargo ya llevo más de 100 años caminando en la tierra y no eh visto a otro. 

La información que poseo es muy poca, pues casi toda la he tenido que estar substrayendo de las historias que me cuenta mi protector ( Cain ), nunca imagine que estuvieran durmiendo. Bueno al menos este lo está, no podría asegurarlo de los demás pero no creo que sea muy diferente.

        -¿Un guardían?¿Uno de nosotros?- pregúnto con algo de nerviosismo

¿Será mujer o hombre? ¿Que dones poseerá? ¿Por qué venimos a despertarlo si está durmiendo?

        -Primero tranquilízate, hay algo que debo decirte ¿de acuerdo?

Asiento.

        -Pronto será mi turno para dormir, no te he dicho lo que eso significa pero ya es momento.

No entiendo nada.... 

        -Vaya, más de cien años juntos y aún parece que no se nada sobre lo que somos.

        -No importa, todo lo que quieras saber te lo dirá el guardián que espera durmiendo paciente a que alguien lo cambie, el es más... carismático, te ayudará. Te quiero Kendrick, te convertiste como en un hermanito para mi. 

         -Te quiero Cain- le debo mucho, se convirtió en la primera persona que creyó en mi y estuvo  mi lado.

Terminada nuestra conversación Cain se paro enfrente de la casa, yo me aleje cuatro metros atrás, de su bolsillo saco una daga y se rasgo la palma de su mano, la sangre pronto comenzó a salir y la regó enfrente de sus pies. 

Se esperó 2 minutos y entró a la casa.

Yo esperaba con nerviosismo y con cautela al guardián que saldría en su lugar, debía estar atento, no conocía nada sobre el, ni su nombre, ni su edad, ni siquiera sabía si tendría hambre o sed. ¿sería bueno? ¿sería bueno... conmigo?

Empecé  a divagar sobre mi futuro e intenté concentrarme para ver si podía ver algo con la clarividencia, pero cuando logré ver una silueta en mi mente, mi corazón empezó a volverse loco, mis latidos se oían como el aleteo de un pajarito y un calor raro empezó a recorrer mi cuerpo. 

Okey... es algo que nunca eh experimentado

Abrí los ojos y entonces lo vi.

Era un hombre alto, si yo medía 1.95 el debía medir por lo menos 2.10 metros, de aspecto angelical, musculoso, su piel era color arena, no blanca pero tampoco oscura, su color era más llegado al de un durazno, si eso, un color como de arena color durazno. Su cabello era chino, muy cuidado para alguien que ha estado durmiendo por quien sabe cuantos años, o siglos o milenios. Sus ojos también me estaban describiendo en su cabeza, su torso iba desnudo, llevaba unos pantalones como de lana, muy desgastados, aún así e veía como todo un ángel.

Camino hasta mi y con una sonrisa dijo:

          -Tu eres Kendrick-  al principio pensé que era una pregunta pero no, de echo me lo estaba afirmando.

No conteste, no negué nada pero tampoco confirme nada 

          -Tu eres mi alma gemela- declaró el muy soberbio.






Azul MarinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora