cap 11.40 desorden

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Bien, señorita aihara, este será su calendario, ponga especial atención a es estos días en especial.

Han pasado dos meses desde que me pasaron a violar. Sigo cambiando y todo es por culpa de esa rebelde ala que no entiendo: gusto,olfato,vista, todo se me pone en contra que desde aquella ocasión. Ahora sólo basta un día del mes para que todo se me salga de las manos. Pero no todo es malo aunque en contra de los planes de mi abuelo uso supresores, ahora sólo me basta con esconderme.

Ahora sólo me basta con responder una pregunta.

Hola mei - fue lo primero que escuché al antrar a mi habitación - hoy es sábado asi que creí que podríamos.

Quieres salir algun lugar? — cómo se pudiera salir así de fácil; sonreí con sinismo.

Qué es tan gracioso? — pregunto yuzu en son de rabieta, desordenando la cama que le había obsequiado — lo dices por el abuelo no?

No le contesté pero si me limité a ir a cambiarme de ropa. Al entrar una imagen desagradable perturbó mi mente, todos mis gabinetes estaban abiertos y de mi ropa ni hablar revuelta. Una fuerza entro estremeciendo mi postura; espera un segundo.

Yuzu! — salí para toparme con la posible culpable de esta aberración llamada desorden.

Si? — se sentó en la cama.

Porque todos mis cosas están hechas un un .. desastre

Oh eso? Puedo explicarlo — sonreía como si nada — en que saliste y yo seguía durmiendo un ratón me mordió la oreja me molestó y fui a buscarlo pero busque y busque y no lo encontré.

Ah y que tiene que ver el ratón con que esto este así ahora mismo?

Pues mei eso es tu culpa — se levantó para entrar a mi vestidor — qué clase de persona normal le pone medida y grado de color a su ropa? Después de quitar todo no tenía ni idea de cómo poder todo en su lugar

Inútil! — apunte — esto determina el uso de la prenda y esto la edad en la que lo usé.

Y yo que sabía — se quitó la camisa quedándose en sostén deportivo — ves — mostró con determinación la etiqueta de su ropa — yo solo sé que no se lava con cloro.

Qué tienes allí — me fijé en algo que tenía del cuello al hombro.

Nada! — salió sin mirarme. Yo la seguí tomándola del brazo; y allí me di cuenta, era una cortada, bueno mejor dicho la cicatriz de una — sueltame — cambio su tono, entonces la solté — no eres la única que no quiere hablar sabes?— Me dio la espalda.

Entonces que te párese un trato? Yo respondo a todas tus dudas — postre mi mano en son de trato.

Si yo respondo las tuyas — miró algo indiferente mi acción





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