Capitulo II: Situación inesperada

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Mientras regresaba a mi casa, estaba pensando en las mil opciones que podría haber hecho para lograr su número de teléfono, o de que me hubiera dicho su nombre. Todas esas opciones hubieran triunfado si se me hubieran ocurrido, pero como siempre ocurre, las buenas ideas se piensan después de tener la oportunidad de ejecutarla.

Pero ya era tarde, y volver a presentarme en su casa a esa hora de la mañana sería muy lamentable, a si que proseguí el camino de vuelta a mi casa, en ese trayecto, se me cruzó un animal en la carretera, lo cual me pareció raro porque estábamos en zona urbana, al cruzarse conmigo, di un giro brusco que provocó que en la puerta del copiloto sonara un pequeño retumbo.

Mi primera impresión fue que se había estropeado la puerta, pero al llegar al aparcamiento de mi casa y estacionar el vehículo, me fije que el retumbo provenía de la fricción de un pendiente, al mirarlo detenidamente y recordar, me di cuenta de que el pendiente pertenecía a la chica que había conocido, en ese momento, vi un objetivo claro, encontrar a esa chica y devolverle el pendiente.

No dormí en toda la noche buscando esa joya por internet, buscando y buscando y no encontré nada, tan solo llegue a la conclusión que esa joya no era muy común. Y que si quería llegar a algún sitio tenía que ir a ver a un experto. En la primera persona en la que pensé fue en mi amigo Dani, fue miembro de mi grupo de inversores en Estambul, lo conocí en la filiar de mi empresa de arte en Turquía. El era un accionista buscando capital para invertir en cuadros, esta licenciado en joyas, con un máster en piedras preciosas, y no se me ocurrió mejor candidato.

Cuando le llame, la primera persona a la que escuche fue la de una chica, supuse que era su secretaria, pero juraría que esa voz me resultaba familiar.

-¿buenos días, me podría poner con el señor Daniel?

-¡Alejandro! No me hables con formalidades por favor, soy nuria, ¿te acuerdas de mi?

Ahora mismo supe porque me resulto tan familiar su voz, era mi ex novia de la universidad.

-Claro que si Nuri, la última vez que te vi fue en la universidad de ingeniera medio ambiental.

-Sí, bueno..., tenías prisa por licenciarte porque en tres meses te sacaste la carrera que yo tarde 4 años.

yo en el intento de evitar la conversación de por qué había desaparecido de repente.

-En fin, ¿está Dani?

-Ahora mismo está en una conferencia, y cuando vuelva, nos iremos de viaje de negocios a Murcia, en el hotel Nelva, te paso el horario por si te dignas a aparecer.

-Lo haré.

Nada más colgar el teléfono fui a mi habitación y cogí de debajo de la cama una maleta, esta maleta era mi maleta de emergencia, con todo lo necesario para no depender de ropa durante una semana, la guardaba para algún momento como este, también cogí mi portátil y salí inmediatamente de mi piso, mientras me dirigía a mi camaro que estaba en el garaje, pensé en la conversación con mi ex novia, la forma tan grotesca y borde de sus respuestas me daban la intuición de que tenía un gran resentimiento del pasado, le preocupe cuando desaparecí, y no la culpo, un día estaba con ella y al día siguiente yo había cogido un barco hacia Japón, y el móvil se me callo por la borda.

Cuando llegue a Japón no sabía hablar el idioma y no pude comprar un nuevo móvil, y cuando conseguí aprender lo suficiente el japonés para comunicarme y comprar un móvil, ya había pasado mucho tiempo y me daba corte llamarla, me daba miedo su reacción, no quería que la última vez que la escuchara fuera gritándome que me odia.

Llegue al coche, y antes de encender el motor me di cuenta de que había una tarjeta en el salpicadero, cuando estire la mano y lo agarre, en la tarjeta solo se apreciaban 9 números, podrían ser los de un número de teléfono, del teléfono de aquella chica, que no me hubiese dado cuenta porque me concentre en su pendiente, podría ser, de todas formas iba visitar a mi amigo y a mi ex novia, quedaría muy mal no presentarse después de todo lo que a pasado.

Mientras estaba en el coche conduciendo de camino a Murcia, pensaba en el encuentro con mi ex novia, en si pedirle perdón o en hablar con normalidad, sin duda iba a ser un momento incomodo, y por lo borde que había estado por teléfono, no me imaginaba como empezar una conversación con ella, mi principal objetivo paso de ser hablar con un viejo amigo al recuentro con una ex novia, que de lo único que me acuerdo muy bien es de lo impulsiva que era, lo único que espero es que con el tiempo, esta característica de su personalidad hubiera desaparecido, ya tenía suficiente con el rencor.

Llegue a Murcia, y fui directo al hotel, en este, me esperaba una reserva que había hecho de camino en el coche con el manos libres, al entrar me dirigí al mostrador de la recepción, en él había una recepcionista muy atractiva, nada mas acercarme me miro y sonrió, nuestras miradas se cruzaron, hasta que vino otro cliente de inmediato quejándose del ruido de la habitación de al lado, me quede expectante en la frustración del señor que poco a poco se iba disipando con la dulce voz de la recepcionista.

Cuando todo el anterior problema se soluciono, le hable a la señorita, que en pocas frases logre su nombre, y posteriormente, en el momento en el que me dio la tarjeta magnética de la habitación, le pregunte una cosa sin descaro y sin pensarlo;

-María, ¿Qué debería de hacer para que subieras a mi habitación?

Como dije antes, no lo pensé, fue un impulso, y en el momento que solté tal burrada de frase me arrepentí, pero ella respondió de inmediato;

-Si tienes dinero suficiente para comprar una botella de champan y no poder acabártela entera, te la subiré a tu habitación. (Mientras me miraba con ojos de deseo y pasión).

Esta respuesta hizo que el arrepentimiento de antes desapareciera, y me fui hacia el ascensor entre un cruce de miraditas sin dejar de observar los ojos azules de María, mientras subía planta por planta, los clientes del hotel entraban y salían en cada piso, y entre tanto revuelo, yo solo podía pensar en llegar a la habitación y llamar al servicio de habitaciones.

Cuando llegue a mi planta que era la más alta del hotel, estaba al final del ascensor por toda la gente que subió después de mí. Como resultaba que esa planta era la más lujosa, las demás personas se quedaron admirando las preciosas lámparas que colgaban del techo impidiéndome salir del ascensor.

Cuando por fin logre abandonar ese ascensor que parecía una cámara de gas, camine por el pasillo hasta llegar a mi habitación, estaba al lado de la suite presidencial, y en la puerta de esta, había situados cuatro guardaespaldas que juraría haber visto en el recinto de gorilas en el zoo, cada uno medía dos metros como mínimo 80 kilos cada uno, pero ni un kilo de grasa, eran tan grandes que el recibidor enorme se quedaba pequeño para tales bestias. Me surgía la curiosidad por saber quien estaba alojado allí, pero, ¿a quién se le ocurriría llamar a la puerta con esos hombres protegiéndola? A mí sin duda no, no se me había perdido nada ahí dentro.

Pero pronto se me olvido cuando abrí la puerta de mi habitación, tenía tantas cosas en la cabeza que tenía que centrarme, me senté en la cama, respire profundamente y seguí haciendo mis cosas, me duche y cuando me despeje la mente recordé la imagen de la atractiva recepcionista, entonces llame al servicio de habitaciones, y espere paciente que sonara la puerta.

Hasta que escuche como daban golpes a la puerta, y cuando abrí la puerta me encontré con una sorpresa, era la recepcionista que traía la botella de champan y dos vasos pero lo que me impacto es que estuviese en ropa interior. 

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⏰ Última actualización: Apr 20, 2019 ⏰

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