Estos días solo he tenido en mi cabeza un único pensamiento, mi muerte. No la veo como algo digno de recordar, imágenes de mi humanidad siendo destrozada invaden mi cabeza, la cual no puede responder a tales ataques, con el tiempo me llegue acostumbrar, me inquieta saber que mi cabeza se prepara para su final, pero me asombra como lo lleva, como genera múltiples formas de dejar este mundo, como hace que mi cuerpo asimile el dolor que tendré que soportar. Me emociona pensar en mi muerte. Talvez el único momento mas emocionante aparte de nacer.
Estoy loco por hablar con una hoja de papel, talvez. Pero con quien mas puedo recurrir, no existe persona alguna por mas intima y confiable que exista, llegue a tan siquiera entender que no logro sentir nada. Que mi felicidad es pasajera y mis ganas de vivir escasas. Que no encuentro algo por lo que despertar en la mañana. La rutina me ayuda a mantener actividad. Pero mi cabeza ya no está en ningún sitio.
Toda la gente se parece, no logro ver mas allá de sus memorias programadas, sus rutinarias actividades, la obsesión con su imagen. Cuando no logro ver nada en sus ojos, solo puedo compadecerme, cuando pierdes el motivo de vivir, esa humanidad, esa luz solo se escapa de tus ojos, sin darte cuenta eres el vil reflejo de alguien más. Por favor muéstrame más, déjame ver por encima de tus labios aquellos ojos negros que solo piden a gritos por ayuda. Déjame ser quien te salve de caer en la desesperación.
ESTÁS LEYENDO
El día que el materialismo le ganó a la metafísica
Krótkie OpowiadaniaSentado en las gradas de una universidad me di cuenta de lo comunes que nuestra personalidad se volvió, imitar a la gente es parte de nuestro día a día y las cosas más simples se volvieron aburridas y anticuadas. Mediocridad Imposibilidad de amar El...