Dime, ¿si las flores pudieran no marchitarse? ¿Aún así podría encontrarte?
Tanto tiempo te busqué, pero fue en vano. No conocía tu rostro, ni tampoco tu sonrisa y cuando te vi por primera vez, supe de inmediato quién eras.
Dime, ¿crees en el destino?
Entre las sombras te miré, pero esta timedez no me permitió acercarme a tí. Oh corazón terco, permiteme hablarle. Aunque sea una vez.
Las estaciones pasaron, tantas veces nos encontramos, pero tú ni cuenta te diste. Dime vida, ¿soy el único que es consciente de este destino?
Cuando pensé que todo fue un error, este amor unilateral que fue creciendo se volvió una verdadera marea. Pero, ¿qué pasó?
Esa primavera de mi adultés.Una vez más, como la primera vez. Ahí tan encantadora mirabas las hojas caer. Mientras un sonido de advertencia sonaba para advertirle una gran catástrofe.
No, no destino, no me la arrebatarás, no otra vez
Corrí con todo lo que tenía, aún dejando tirado todo lo material atrás. Te sostuve con fuerza alejándote del peligro, aún con poca visión, te vi por primera vez mirarme a los ojos. Después de todo, mi existencia no fue en vano.
Cuando desperté, aún estabas ahí. No me había dado cuenta de lo que el tiempo no perdona. Una gran cicatriz estaba en mi rostro, sentí miedo por un momento al verme al espejo y verla a ella.
Dime destino, ¿la culpa es lo que hizo que ella esté aquí?
La respuesta del destino fue claro, cuando aún después de mi recuperación. Ella seguía mirándome con aquella sonrisa.
Obtuve una cicatriz, la esperé por tanto tiempo. El destino demora, pero los lazos son verdaderos.
El corazón no escoge lo físico, porque el alma es la imagen de tu esencia. Ahora te digo destino, si permites volver a este mundo. La elegiré mil veces a ella.
