Viejos Amigos

102 19 14
                                    

"No se inmutó con la alarma, duerme profundamente. Acaricio su mejilla con mis nudillos, sintiendo esa suavidad infinita de su piel, a pasado gran parte de la noche destapada, sin embargo, su temperatura es cálida. Hace unos días, está muy distinta, solo quiere que la mime. También su aroma a cambiado, se volvió una esencia especial, como si ocultara algo... Tal vez son imaginaciones mías".

Una media hora después, Milk, salía del baño, cuando sintió nuevamente esa molestia, que le hizo retorcer de dolor. Inhalo y exhalo caminando lento hacía el living.

-Uyy... esa carita preciosa, estás demasiado pálida.

-Lo sé, no me siento muy bien-. Se acerca a él y lo abraza.

-Milk, no quiero que te enfermes-. Le besa la frente. -Por favor, no decaigas que yo también lo haré.

-Por supuesto que no mi amor-. Juntan sus frentes y sus miradas se encuentran. -Estaré bien, te lo prometo-. Rodeando su cuello y poniéndose de puntillas para besarlo. Un beso lento, tierno para disfrutar a fondo sus bocas.

-Mi pequeñita- se separan para tomar aire. -¿Qué me has echo? me he vuelto un adicto a ti, a tus besos y a tus caricias. No deshagas nunca, esta magia que has ejercido en mí...

-¿Llegarás muy tarde?

-Trataré que no sea así- abriendo la puerta para salir. -Recuerda que la próxima semana, me voy a ausentar, debo dejar todo en orden.

-Está bien-... Cierta nostalgia inundo su pecho. -¿Black?

-Sí

-¡Te amo!

-Ídem-. Fue lo único que dijo, con una sonrisa y cerro la puerta tras él.

******************************************

EN EL GYM...    

El día transcurrió rápido, los chicos realizaban sus clases con normalidad, a excepción de un pelinegro, ojos color cielo. El chico se veía distraído, eso llamó la atención de sus compañeros y hubo la necesidad de intervenir, siendo llamado a la oficina de Black. A pesar de no sentirse en optimas condiciones, este sabía a la perfección, el porqué del bajo estado de ánimo de su amigo. 

-Me llamaste, Black. -ingresando a la oficina.

-Sí- le indica que tome asiento. -Diecisiete, si te llamé es porque quiero que hablemos de lo que te pasa.

-No sé de que hablas...- Dice, mientras observa cada movimiento del pelirosa que sirve café para cada uno.

-Claro que sabes. -lo mira con la ceja enarcada. -Estaré enfermo y cagado del corazón, pero retrasado mental, no soy.

-Tienes demasiados problemas, no quiero darte otro más.

-Escuchar a un amigo nunca es un problema, todo lo contrario, siempre debe haber tiempo. Además que sé lo que te pasa...

-¿Por qué Black? ¿Por qué dices que lo sabes? no entiendo...

-¿Qué? te enojarás conmigo ahora... Tengo ¡YO! la culpa de encontrarte de caliente con la zorra en el jardín de la casa de mi suegro.

-Qué... Has... Dicho?

-Si, lamentablemente me tocó encontrarme con esa "excitante escena"- esto último dicho con ironía.

Rojo y MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora