Como siempre, los domingos eran días tranquilos, no había tráfico ni ruidos, ni gente.
Al pasar por el parque solo se escuchaba el tronar de las aves y casi en el centro de este, un enorme árbol había crecido. Y ente este árbol, a esta hora, cada domingo; Jeffar se sentaba a leer, dibujar o tocar canciones.
Los relatos que a él le gustaba leer, eran de suspenso, de terror y de misterio los cuales le resultaban atrayentes. Esa tarde tocaba su guitarra. Se escuchaban suaves y dulces melodías. El cerró sus ojos y comenzó a cantar mientras tocaba. Cuando terminó abrió los ojos y sentada en un banquillo de en frente percibió a una hermosa chica que lo estaba observando.
La chica dijo:-Tocas muy bien, y cantas hermoso
-Gracias- dijo avergonzado Jeffar- me gusta tocar aquí porque suele ser tranquilo...
-Oh... Disculpa si te incomodé,-le respondió la desconocida- pero iba caminando y escuché tu voz, así que quise quedarme a escuchar un momento.
-No te preocupes, no es nada. Además hace tiempo que no socializaba con una chica.
-Enserio? Me sorprende por lo bueno que eres tocando y cantando. Oh... se me había olvidado presentarme. Soy Abigail, Abigail West. Un gusto. -extendió su mano sonriente a Jeffar quien correspondió de igual manera.
-Soy Jeffar Evans, un placer.
Abigail miró su reloj y puso una mirada de decepción.
-Se me hizo tarde... Bueno supongo que debo irme, pero antes... Me darías tu número de teléfono? Me gustaría poder volverte a escuchar - le dijo sonríente-
-Claro, no hay problema - le respondió él, anotando su número en un papel y entregándoselo a ella- aquí tienes.
-Muchas gracias, - dijo recibiendo el papel- bueno hasta pronto, no?
-Claro, hasta pronto y gracias a tí - respondió este sonriendo mientras la figura de aquella hermosa chica se iba alejando y alejando hasta desaparecer por una esquina.
-Está oscureciendo, será mejor que regrese a casa - dijo después de mirar al cielo- sin duda hoy fue un gran día...
Jeffar tomó sus cosas, guardó su guitarra y se dirigió a su casa. Al llegar, en el piso donde usualmente ponen un tapete delante de la puerta, se encontró una rosa negra y una carta; tomó ambas y entró.
Al abrir la carta, sintió miedo y tristeza por su contenido. A pesar de ser pocas palabras, estas lo marcaban y le recordaban algo que debía hacer.La carta decía con rojo:
"Paga la deuda y serás libre, sigue sin hacer nada y preparate para lo peor".
Jeffar conocía la letra, y lo que significaba la oscura rosa. Por fortuna para él, algo alegró un poco su noche.Su telefono vibró y en las notificaciones aparecía:
Desconocido: Hola! Me recuerdas? Bueno sería ilógico que no lo hicieras, creo... Bueno no importa, soy Abigail la rarita que te observaba. (Perdón por eso) bueno solo quería que tuvieras mi número y que nos pusieramos en contacto pronto. Bueno es todo.
Que descanses!Él sonrió al ver el mensaje aún sin abrir, dejó su telefono sobre la mesa, se arreglo para dormir y se acostó.
A la mañana siguiente se despertó y tomo su celular para responder.
-Hola...
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Un cruce, una rosa negra y un trozo de cristal
RomanceJeffar es un adolescente común que está apunto de encontrar el amor, sin embargo una deuda de su pasado lo persigue y preocupa. El tratará de encontrar una solución a su problema, manteniendo en secreto su romance por una razón aún incógnita.