Primeros días

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Desde que se habían conocido en Fukurodani, seguido con la interacción en el club de volley, Akaashi Keiji y Bokuto Kotaro, comenzaron una agradable amistad, que mediante transcurría el tiempo, aquella amistad no tardó en convertirse en amor; dando como resultado una relación que duraría hasta la graduación del capitán del equipo de los búhos. Mas Bokuto no quería eso, él deseaba poder mantener contacto con su novio mientras asistía a la universidad de Tokio con su amigo Oikawa, sin embargo, el setter no opinaba lo mismo, él consideró que el separarse sería lo mejor para ambos, ya que alegaba que su relación a distancia no funcionaría y ya no siendo lo mismo, que todo llegaría a desgastarse, al punto en que alguno de los dos se hartara del otro, terminando por lastimarse de la peor manera posible. 

Entonces el día de la graduación llegó, siendo el más doloroso para ambos, por un lado Bokuto se sentía feliz por haber finalizado la preparatoria, pero por otro lado le dolía el no poder estar más tiempo con el equipo con el que creció, aprendió, ganó, perdió y empató partidos en los últimos tres años; pero lo destrozó fue el hecho de que no volvería a ver a su amado Akaashi, a aquel pelinegro que tanto le costó conquistar. Había recibido muchos rechazos, negaciones a invitaciones de citas, pero nada funcionaba hasta que de la nada encontró un sobre, pero no uno cualquiera, sino de esas en que las chicas dejaban plasmadas sus palabras para poder declarar su amor a la persona a la cual tenía sentimientos. Una gran esperanza albergó en su pecho que corrió olvidandose de que aún no se había puesto sus zapatos para volver a casa, se dirigió a donde decía la carta y allí lo encontró, al setter que lo traía loco, todo sonrojado, con las manos -que claramente se veían llenas de sudor por los nervios- , el contrario escuchó los pasos del peli gris, lo miró y le gritó en la cara... ¡ME GUSTAS BOKUTO-SAN!, no podía creerlo, el amor de su vida se le había confesado, tal vez había sido tonto o quizás rápido, pero corrió hasta él plantándole un suave beso, transmitiendo que compartía el mismo sentimiento que el pelinegro tenía por su mayor y es así como habían comenzado su bella historia... Hasta hoy en la que sería su última vez antes de que Bokuto partiera Tokio a estudiar veterinaria.

Luego de la graduación, la noche había llegado, era primavera, época en que las flores más hermosas aparecen, pequeñas aves nacen, el clima es cálido, en que la alegría por la futura llegada del verano y amor entre las nuevas parejas nacían; mas una moría esa noche, sería una despedida amarga y dolorosa, en la que compartirían su última noche de pasión, dedicándose las más bellas palabras de amor, sintiendo como sus cuerpos sentían un gran calor recorrer por cada fibra de su ser. Tanto Bokuto como Akaashi se dedicaban los besos más dolorosos y suaves, transmitiendo cuanto se van a extrañar, el como sus corazones se van necesitar demasiado, el pelinegro sabía que su vida ya no sería lo mismo sin su bello búho, carajo como anhelaba con todo su ser que jamás se alejara de su lado, que se quedara a estudiar en un lugar mucho más cercano a la preparatoria, pero no era posible, ya que en toda la zona no ofrecían veterinaria o la carrera era impartida de una manera poco eficiente, por más que le doliese... Tenía que dejarlo ir... 

Tal y como lo hizo esa mañana, solo compartieron una última vez juntos, Akaashi lo despidió en la puerta de su hogar, solo un beso, eso fue lo último que hubo, ni siquiera un adiós... Solo un beso amargo. 

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Al ya pasar nueve meses, en pleno entrenamiento, Akaashi al intentar realizar un levantamiento, este cayó de golpe al suelo sujetando su fuertemente su vientre, un gran dolor indescriptible estaba apoderándose de todo su bajo vientre, aquello había preocupado no solo a todo el equipo sino también al entrenador. Inmediatamente llamaron a una ambulancia, realmente era preocupante el ver como el nuevo capitán de Fukurodani se retorcía de dolor, jamás había sentido algo así, era detestable, como si algo estuviese desgarrándole por dentro. 

AloneWhere stories live. Discover now