Miré al cielo, con el afán de soñar despierta. Las pesadillas carcomían mis entrañas y las luces de aquel pueblo perdido iluminaban mis miedos más sonámbulos.
Sentí una ráfaga de incertidumbre y de gritos vacíos. En mi cara reflejé los llantos de los esclavos de aquel tiempo tan ínfimo.
Y dibujé un punto y aparte, con una caligrafía ciega en espantos y muerta en vivencias.Pinté un lienzo con sangre de personas que fueron envenenadas con el sabor del "jamás lo conseguirás".
El punto y aparte revoloteó por las páginas sucias de un ayer carcomido por las larvas del "puede" y los "(te) quiero".
Pero dibujé al final de aquella línea mal escrita, un punto y final. Y cerré un capítulo ya terminado hacía mucho tiempo. Aquel libro, no tendría una segunda parte, ni aquel lienzo necesitaba más pinceladas de un mañana incierto.
Batallaron el punto final y el punto y aparte.
Terminó.
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Las alas rotas del último poeta
PoesíaRompí mis alas En tres mitades incoherentes Y sentí el miedo En mis miedos más certeros Ahora dime; ¿Y si no lo merezco?