Ni se te ocurra.

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Las personas callaron, los guardias se tensaron y ambos chicos, Gumball y Marshall, miraban con seriedad al príncipe que les había señalado. Era absurdo, esa acusación era absurda se viera donde se viera. Una sola mirada estaba clavada en el Príncipe Grumoso. Marshall le miraba con molestia, con enojo y casi se podria adivinar que clase de pensamientos tenía. Gumball sin embargo, se notaba serio, pero su mirada estaba en otro lado, intentando restarle importancia a esas palabras.

Porque era absurdo... No? Simplemente absurdo.

-Vamos a omitir esa falta enorme hacia nosotros, Príncipe Grumoso, te parece?

Preguntó Marshall, mientras se levantaba de su asiento y caminaba a la salida. Sentia que comenzaría a dolerle la cabeza, lo último que queria era que comenzaran rumores con respecto a Gumball y él.

Estimaba a su amigo, le comprendia pese a su horrible comportamiento y faltas hacia la educación que un principe deberia de mostrar. Y lo último que quería era que su reino terminara con un panorama aún más bajo del que ya tenía.

Y antes de cruzar la puerta para salir, un fuerte golpe a la mesa donde previamente estaba sentado le hizo detenerse. No volteó a ver el responsable de tal golpe, ya podía deducir quien era.

-Ho, ahora es una falta que nos digan que compartimos cama? Desde cuando estar conmigo es un insulto?

La voz de Gumball resonó en todo el salón, siendo ahora el centro de atención de todos los presentes

-No, nunca dije eso, sólo que nadie te soporta y, no creo que estar con alguien arregle ese horrible comportamiento que tienes

-Ho! Ahora en señor de la tinieblas me va a decir como comportarme?

Matshall se tensó, y se giró a ver al de piel rosada. No queria empezar una discusión por algo tan estúpido como eso.

Nuestro otro universo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora