Sibilino // Albalia

II

"Final del trayecto. Gracias por viajar con nosotros, les deseamos una agradable estancia. Por favor, desalojen por la puerta correspondiente"

No fue otro sino ese el sonido que me dio la bienvenida a mi nueva ciudad. Aturdida por la siesta de marmota que me había echado miré por la ventana, la estación de Atocha aguardaba fuera. Maldecí a mis adentros por haberme tomado la infusión antes de salir, ahora estaría desorientada y de mal humor toda la mañana. Siempre tenía esa sensación después de dormir la siesta, irrealidad y confusión.

Cogí mis pertenencias y puse los pies en tierra firme. A mi alrededor, cientos de caras desconocidas vagaban hacia rumbos diferentes. Me parecía inquietante la multitud de personas que había en ciudades tan grandes. Me hacía pensar en cómo serían las vidas de cada uno, si también serían aburridas, cómo harían para rendirse ante la monotoneidad y seguir adelante. En cierto modo me gustaban los lugares donde podías darte cuenta de lo grande que es el mundo y lo pequeño e insignificante que es cada uno y sus problemas.

Dejé mis ocurrentes pensamientos existenciales a un lado y cogí un metro hacia el centro. Había alquilado un piso cerca del Retiro muy a mi pesar. Insistí en que quería pagar yo todos los gastos, aunque eso supusiera estar en algún barrio no tan céntrico, pero mis padres querían asegurarse de que iba a vivir cómodamente y me impusieron esa condición. Me acordé de ellos entonces.

"Acabo de llegar. Todo bien!"

Bajé en Sol. Ya había estado en Madrid un par de veces y conocía más o menos las zonas principales, pero ni idea de dónde se escondía el piso asique me senté en un bordillo y encendí Google Maps. Fue entonces, ahí sentada, donde me di cuenta de dónde estaba realmente. Me sentía libre y valiente por haber decidido salir de mi zona de comfort, pero ¿qué cojones se suponía que iba a hacer ahora? Si no tenía amigos en Pamplona, ¿cómo iba a hacerlos en una ciudad tan grande donde cada uno sigue su vida? Aún quedaba un mes para el inicio del curso y no me gustaba salir de fiesta, como no se me apareciera la virgen...

"Ha llegado a su destino" informó el GPS.

Levanté la cabeza, y menudo barrio. Suspiré, todas mis esperanzas de conocer personas afines a mí quedaron enterradas. No quería generalizar pero no tenía pinta de haber muchas bolleras por allí, sino hetero-básicas adineradas. Giré mirando a todos los portales en busca de la señora que me había alquilado el piso. Una mujer rubia de baja estatura sonreía en mi dirección. Puse mi mejor cara intentando parecer simpática y me dirigí a ella. Solía congeniar bien con las personas adultas, al menos más que con las de mi edad.

-"Bienvenida, eres Natalia, ¿cierto? Yo soy Rafi, Rafi Reche. ¿Qué tal el viaje?" - me dijo sonriente y muy amable.
-"Esa misma" —sonreí— "Encantada Rafi, el viaje bastante bien pero cansado, lo normal. Es una zona muy bonita, me gusta mucho". —comenté—
-"Es tranquilita, ideal para estudiar que es lo primero y no tanta fiesta" —suspiró negando con la cabeza levemente, como si lo supiese muy bien— "bueno, vamos a subir y te lo enseño rápido para que puedas descansar, cariño".

El edificio en general estaba muy cuidado, tenía portero y ascensor, lo cual agradecía ya que viviría en un quinto. Nada más abrir la puerta quedé asombrada, era verdaderamente grande para una sola persona, ninguna estafa fotográfica; un amplio salón-cocina, una habitación con cama de matrimonio, un baño con pie de ducha y una terraza con vistas al Retiro.

-"Estoy sin palabras, es genial". —anuncié—
-"Aquí tienes las llaves, todo tuyo. Cualquier duda llámame, y ya sabes... Nada de destrozos ni chicos a media noche" —me guiñó un ojo— "te dejo descansar, hasta pronto"

Bueno, no podía traer a chicos... pero no dijo nada del género contrario. De todos modos, tampoco creía que consiguiese llamar la atención de nadie, ni tenía muchas ganas después de mi última experiencia. Fruncí el ceño con rabia volviendo a recordar ese tema, pero decidí olvidarlo momentáneamente y fui directa a la cama. Necesitaba dormir un par de horas.

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Segundo capítulo! Espero que os haya gustado el comienzo de la historia con la aparición estelar de la Rafi jajaja ya se empiezan a conectar los caminos;) la pregunta es, ¿en qué circunstancia se cruzarán?