"Hasta el camino más definido puede quedar sepultado por una ventisca".
******
Originalshipping [Green x Red]
Three-shot.
******
【Disclaimer: todos los personajes pertenecen al manga de Pokémon Special, escrito por Hidenori Kusaka e ilustrado por Sa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Red, vuelve.
El viento gélido quemaba su rostro, dejando en él visibles marcas rojas. El dolor provocado por el árido clima no podía compararse a la creciente opresión en su pecho.
¿Cuánto pasado desde que le encontró? ¿Cuánto tiempo más debía esperar por una respuesta? Su terquedad le hastiaba.
—No quiero.
Era demasiado cruel. ¿Debía culpar al frío por la escasez de palabras?
—¿Qué te he hecho para que siempre huyas de mí? —A esas alturas sólo esperaba que no notase las lágrimas que amenazaban con manchar sus mejillas.
—Ven. Te vas a congelar.
Fue conducido a una cueva algo retirada de donde se encontraban e, inmediatamente, liberó a su compañero de cola llameada para que encendiese una fogata. El lugar era amplio —aunque no demasiado profundo— por lo que se retiraron lo máximo posible de la entrada con tal de no seguir mojándose con la nieve que el viento arrastraba.
Minutos de silencio les dieron la bienvenida mientras resonaba el crujido de la madera siendo quemada. Debía hablar; por algo subió aquel monte inhumano.
—¿No responderás? —Resonaron sus palabras, solitarias.
—No debiste haber venido.
—¡Deja de evadirme! —Sentía los nervios a flor de piel. Esa respuesta vacía, la mirada esquiva... Su paciencia tenía un límite.
—Oscurecerá pronto, deberías irte.
No planeaba usar la fuerza. Tampoco previó cuando se abalanzó, furioso, sobre el joven frente a él. Sus manos apresaban las muñecas contrarias, manteniendo el cuerpo ajeno tumbado boca arriba. Aún así no le dirigía la mirada; se mantenía observando atónito un punto indeterminado, más allá de la pared rocosa.
Soltó sus manos para enmarcarle el rostro y dirigir su vista al frente, chocando directamente con la suya propia. Los orbes rojos se avivaban por segundos, pero no era felicidad o ira lo que apreciaba en ellos. Podía percibir la ansiedad del chico debajo suyo; un sentimiento que parecía ser contagioso, pues empezaba a temer por la reacción del menor.
No estaba preparado para una negativa por lo que, cuando sintió que le empujó por los hombros, no pudo detener las gotas saladas que reprimió desde hacía mucho. En un vano intento de consolarse, alzó aquel delgado torso envolviéndolo en un necesitado abrazo.
—Por favor... Te necesito.
¿Qué pasaría por la mente de Red tras escuchar tales palabras? Sólo él podía saberlo cuando decidió desvestirse, exponiendo su piel ante el frío polar. El mayor miraba embelesado el pecho descubierto, delineando con los ojos la curva apenas imperceptible que marcaba la cintura, el tono pálido resultado de las semanas que llevaba en aquel inhóspito lugar.
—Tócame —parecía más una súplica que una orden, aún así el joven de ojos verdes no dudó en complacer las exigencias de su compañero.
Al fin y al cabo, deseaba hacerlo desde hacía demasiado.
Rasgaron el silencio con suspiros ahogados y gruñidos de placer. Cruzaban miradas enternecidas y entrelazaban sus cuerpos, haciendo caso omiso a su entorno; dando paso a un sofocante calor que abrasaba cada rincón de sus almas. No existía un día o una noche, permanecerían indefinidamente en su efímero paraíso.
Después de todo, tenían mucho de qué hablar y no se sentían preparados para expresarlo con palabras.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.