.Capítulo Único.

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Kudou Shinichi, el mejor detective que podría tener Japón. Inteligente y de agudos sentidos, suspicaz e ingenioso. Resuelve los crímenes y acertijos más difíciles en tiempo récord.

Querido y respetado por todos. Admirado por muchos. Casi un ídolo para las jóvenes chicas. Claro, el no le daba importancia a las varias miradas de enamorada indiscretas que recibía al caminar por la calle cada día.

Tenía una reputación y estatus impecable, algo de lo que se enorgullecia mucho. Pero no tanto como...

—¡Phillip!— grito el chico de ojos azules, frunciendo ligeramente el ceño mientras daba grandes pasos hacia el nombrado.

Frente a el un niño de seis años, con piel suave cual seda y blanquecina, cabello rubio sedoso y ojos azul marino.

—¿Cuántas veces te he dicho que no te alejes de mi en la calle?— le pregunto con reproche al infante, colocando sus manos en sus caderas.

El pequeño bajo la mirada apenado juntando sus manitas, algo tan adorable que le derrito el corazón al mayor.

—perdón, papi.— murmuró el pequeño con sus ojitos brillando como si fuera a llorar.

El castaño solo suspiro rendido. —está bien, sólo no te alejes ¿De acuerdo?— sonrió y revolvió los cabellos rubios del niño, sacándole a este una sonrisa para luego asentir.

El niño se dio la vuelta y siguió caminando, está vez un poco mas lento para ir a la par de shinichi.

Aquel pequeño, como acaban de oír, en efecto era el hijo del Detective.

El fruto de una noche de alcohol hormonas alborotadas, chicos jóvenes y otras sustancias, esto último en la madre de la criatura.

Shinichi realmente se avergonzaba de aquella noche donde no pensó bien sus acciones por primera vez en su vida.

Pero no se arrepentia en absoluto de haber tenido a Phillip, su razón de vivir y su todo. Lo amaba y se lo hacía ver cada día mas.

La madre, era una mujer de cabellos rubios algo opacos, ojos verdes y pequeños, cuerpo esbelto y con atributos que, aunque no eran los mejores, le hacían popular entre los hombres e incluso algunas mujeres.

Lo que si dejaba mucho que decear era su personalidad, algo que Kudou jamás soporto del todo. Egocéntrica y algo fría. Maliciosa, codiciosa, critica y superficial.

Recordaba ese tiempo claramente y a ella desgraciadamente.

Había asistido a una fiesta de su mejor amigo Hattori Heiji muy a regañadientes puesto que en ese tiempo tenia tareas que entregar en su universidad y no era de asistir a fiestas.

Para no morir de aburrimiento empezó a beber, no tenia trabajo al día siguiente y los tragos que estaban sirviendo eran esos que saben a jugo de frutas pero son los que más rápido embriaga, puesto que uno los toma con rapidez al creer que es jugo únicamente.

El resto, pues creo que ya deben saberlo.

La chica había llegado a su puerta semana y media después, lo abofeteo sin siquiera decir Hola e inmediatamente le exigió pagar el aborto.

A Kudou se le revolvió el estómago ante la notícia que le cayó como balde de hielo, incluso sintió algo de repulsión por la rubia frente a el.

Se negó obviamente, una discusión se desató en el hogar del Detective al instante. La mujer mas que todo gritando que no quería tener al "engendro" como ella lo llamaba para disgusto del pelinegro.

Logro llegar a un acuerdo donde le pagaría los tratamientos y necesidades con tal de tener al niño, además de venderle la custodia y una indemnización.

.Regalo Para Kaito. [KaiShin/One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora