Capitulo 1

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Año 6

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Año 6.000.
Post-Colonización.

Planeta M6-Klomices.

Instalación UA-CIPA.

Umbrales Absolutos.
Centro de Investigación y Pruebas Anormales.

Sujeto de Prueba: AB13.
Sexo: Femenino.
Anormalidad: Vista.
Riesgo: Nulo.

Sub-Nivel: #5.
Habitación: 67G.

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Despertar inconsciente, atada a un catre rechinante con correas de cuero gruesas, era rutinario para AB13, la oscuridad de su visión después de las pruebas era algo a lo que ya se había resignado e incluso le resultaba agradable de experimentar.

La sensación de no poder ver lo que la rodeaba le daba una paz absoluta debido a la calma en la que no padecía dolor ni miedo, aunque esa sensación solo durara quince minutos. Por tanto aprovechaba cada segundo contado mentalmente, esperando la desagradable y dolorosa primera visión de su dormitorio en cuanto sus ojos recuperaran su función normal como lo era la vista.

No obstante, mirar donde se hallaba recluida le recordaba la condena a la cual estaba restringida desde que comenzó a recordar y entender lo que hacían con ella en ese tortuorio lugar.

Era fácil distraerse, por lo general se quedaba recostada en su cama mirando al techo y utilizando su anormalidad para contar cada partícula de yeso blanco, cada mota de polvo escondida en las esquinas de las paredes e incluso las fibras entretejidas de la sabana que cubría su colchón, sabía cuando limpiaban la habitación y cambiaban las sabanas con solo ver. Pero en ese momento solo se concentró en contar los últimos segundos, preparándose para recibir el dolor insoportable en sus ojos por el primer rayo de luz artificial que ellos captaban de las bombillas en el techo, aunque no tenía reloj en su habitación podía divisar el que estaba al lado del panel por el cual era observada constantemente, con el tiempo aprendió a llevar la cuenta con exactitud guiándose de ese reloj hasta que ya no fue necesario.

En los últimos cinco segundos se preparó, apretó sus dientes tensando su mandíbula, respiró profundamente y cerró sus manos en puños, sin embargo, el dolor la sorprendió al ser de mayor intensidad en comparación con los anteriores.

Su ojos experimentaron una sensación de ardor intenso como si estuvieran siendo derretidos desde adentro, la sensación se fue incrementando mientras una presión aumentaba detrás de sus cuencas y en su cerebro, causándole una jaqueca con la cual creyó que su cabeza estallaría en palpitaciones.

Hubiera sido preferible una muerte rápida y segura a ese fin anhelado, que a la tortura de su miserable existencia.

Intentó mitigar el dolor cerrando los párpados con mayor fuerza pero solo empeoró las sensaciones, ante tanta agonía y sin poder contenerse, liberó un grito de dolor ronco lastimando sus cuerdas vocales en desuso hasta que su garganta dolió del esfuerzo, sus manos apretadas a cada lado de su cuerpo retenido por las correas de cuero se tornaron palidas por la falta de sangre en ellas, todo su cuerpo se tensó contra las correas que rodeaban su pecho, cintura y piernas.

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